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martes, 7 de mayo de 2013

Estúpidas cábalas asesinas




Al ser día siete, me ha recordado una amiga, hace un rato, este poemilla que dejé para la posteridad en un pupitre, durante una larga clase de Teoría Política. Hace un mundo. Casi una vida. Pero me ha hecho ilusión su llamada. Y el recuerdo de aquellos versos.


III


Siete velas encendidas,
siete noches sin dormir;
siete estrellas, siete leyes,
siete vidas.

Siete signos de interrogación
en el fondo de una botella,
siete verdades escondidas
en siete tumbas;
siete pesadillas.

En siete esquinas rezo mis plegarias,
lloro,
escupo al viento y maldigo
siete espinas;
siete heridas que subyugan
un corazón hambriento
que no deja de creer
en
        estúpidas
                         cábalas
                                          asesinas.

lunes, 6 de mayo de 2013

Combates a garrotazo limpio. Hoy: Baudelaire Vs Rimbaud.

Momento en el que arrancó el primer asalto. ¡Segundos fuera!... y empezaron a llover hostias como panes. Y la gente fue feliz por un momento.


Hace un tiempo -la verdad es que ni me acuerdo cuánto- me propuse ser el Don King de los combates literarios a garrotazo limpio -estilo goyesco, a la antigüa usanza- entre diferentes diablillos, e incluso algún angelico -para ver cómo terminaba vapuleado, claro; la sorna cuenta mucho en este tipo de eventos, casi siempre de caracter filantrópico-.

Se me ocurrió, para empezar, juntar a Murakami y Houellebecq, para que la cosa fuese de gentecilla contemporánea y no ser más papista que el Papa. La recaudación no entiende de ortodoxias ni hostias. Bueno, de hostias, si, la verdad. Y cuánto más rotundas, secas e hirientes, mejor. Algo así como una pelea de gallos entre raperos. Cómo mola. Éxito asegurado de público y crítica. Siempre.

Ese primer combate no tuvo mucha historia. L'enfant terrible no tuvo piedad del nipón corredor de fondo -sano,sanote-. De hecho, hay quien dice que Murakami sigue corriendo maratones por miedo a encontrarse con el bueno del francés. Cómo atiza el muy cabronazo.

Para esta segunda ocasión quería dos pesos pesados. Dos genios posrománticos. Dos animales de bellota del verso en forma de puño cerrado, certero, sublime. Casi indestructible. Dos monstruos del cuadrilátero maldito. Enseguida me llegaron propuestas de diferente índole, pero no acepté nada de lo que me venía. Fui yo a buscar directamente. Me arremangué y bajé al cenegal donde residen eternamente estos dos mitos franceses. Me costó mi buena pasta convencerlos -aparte de terminar comido de mierda-. Varias garrafas de absenta y mucha paciencia lisérgica. Pero al final fueron míos. Esta vez sí. Un combate a tumba abierta entre dos verdaderos diablillos. Una batalla con la que pasaría a la historia de los promotores de cualquier tipo de espectáculo. Y doy fé de que durante semanas así fue -así de efímera es la Historia en pleno siglo XXI-.

He aquí un pequeño ejemplo del inagotable intercambio de garrotazos. Un momento culmen del combate, en el que no escatimaron esfuerzos para recurrir al mismísimo averno, para reventarse a hostias, sin compasión. (Ah, al final, el combate fue declarado nulo porque ente Las flores del mal y la Orgía parisina, ambos, tras 12 asaltos, decidieron vía motu propio declarar el Descontento general y se pusieron a repartir garrotazos entre el respetable y los muchachos de la prensa):


[…]Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!
Tú que das al perseguido esa orgullosa mirada
que en torno del cadalso condena a un pueblo entero.

¡Oh Satán ten piedad de mi larga miseria! Tú,
que en el corazón de las putas enciendes el culto
por las llagas y el amor a las mortajas.

¡Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!
Báculo de exiliados, lámpara de creadores,
confidente de ahorcados y de conspiradores[...]

(Letanías de Satán. Charles Baudelaire)


He bebido un enorme trago de veneno. ¡Bendito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí! Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se alza el fuego! Ardo como es debido. ¡Anda, demonio![…]

(Noche del infierno. Arthur Rimbaud).

viernes, 3 de mayo de 2013

Dilemas de un hipster egocéntrico (II) -o Réplicas necesarias-



Aporreo la memoria reciente
a ritmo de heridas y canciones.

Descuartizo poemas y los acumulo
en bolsas gigantes de basura.

Barro nuevos pedazos rotos
provocados por este seísmo corto
de gran intensidad.

Amontono –otra vez- escombros
los junto con los restos. Con las ruinas
que ya eran polvo, ceniza
y casi deseo.

No tardo mucho en hacer –de nuevo- las maletas.

Esta vez no hay tristeza
no hay lunes por la mañana
ni reproches
ni llaves que devolver.

No hay desorden ni apenas recuerdos.
No hay asesinatos
ni notas de despedida.

Ni siquiera flores secas sangrando
entre los libros.

Sentir esta réplica durante dos semanas
me ha (des)hecho distinto.

Sentir este mágico temblor me ha devuelto a la vida.