Vistas de página en total

domingo, 31 de marzo de 2013

Cine-cine en lunes-lunes


Viendo "Ruby Sparks" esta noche de lunes-lunes, me ha venido a la mente una cita de Freud -"Quien ama, sufre; pero quien no ama, enferma"-. Creo que el bueno de Sigmund sabía bien de lo que hablaba, y no sólo por sus estudios, hipótesis e ...investigaciones. El caso es que con cierta reminiscencia a "La rosa púrpura del Cairo" y a "¡Olvídate de mí!", esta película me parece sencillamente encantadora. Se puede ser romántico sin entrar en el terreno de la ñoñería y el sentimentalismo simplón y facilongo. Imaginación y surrealismo a raudales al servicio del cine. Aunque se trate de amor y algunos ya no nos acordemos de qué es eso.
 
 

viernes, 22 de marzo de 2013

Momento Almodovariano

"Entre Tinieblas", (creo), era la única película de Almodovar que no había visto. Una vez digerida, no sé si meterme un tripi, encerrarme en un convento o ponerme una peluca ochentera y cantar un bolero de lo más obsceno, a lo Cristina Sánchez Pascual. Me lo pensaré bien esta noche. Ya veremos. Mientras, brindo con mi copa de vino postrera por lo atrevido, por lo irreverente, por lo divertido. Por Sor Perdida, Sor Estiercol, Sor Rata y Sor Víbora. Por el  buen rato pasado. Y porque dios nos pille confesados y con estos pelos, por supuesto.


lunes, 4 de marzo de 2013

Val Del Omar (o la mirada del viajero)







“¿Cómo veo la Granada del S.XXI?
Apalancada. En una siesta interminable.”
(J.I Lapido)

“…Más yo siento el agua
Algo que me estremece…como aire
Que agita los ramajes de mi alma
” (F. García Lorca)




El viajero echó la vista atrás
esta vez
sin convicción ni esperanza,
y vio la ciudad
de fondo
sumida en una siesta inacabada.

Tras un largo deambular
se apartó del camino cansado,
pensativo,
tomó prestada una piedra
como asiento
y dejó que el aire recorriera
libre y redentor
poro a poro de su cara.

SINTIÓ LA VOZ DEL AGUA
-una fugaz banda sonora
en forma de cante hondo-
y al viajero
se le estremeció el alma.

Buscó entonces
debajo
de
las
piedras
y entre los matorrales,
y por fin
el manantial le devolvió la calma.

Tras mojarse
pudo ver su reflejo.
Su mirada era triste
pero el viajero esa noche
pudo soñar, otra vez,
con su AGUAESPEJO.