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jueves, 15 de diciembre de 2011

Reconstrucción


Ninguna dicha, ninguna serenidad, ninguna esperanza, ninguna fiereza, ningún goce del "instante presente" podrían existir sin la facultad del olvido (F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal)



El forense dictaminó.
-Muerte por olvido-

-Dejó de respirar por cansancio...  mientras dormía... arrojó su memoria al vacío...apenas sonreía...- Plañían una docena de monjas recién rapadas. Desnudas. Todas menos una.

Amaneció.

Despertó solo. La luz que entraba por la ventana, fulminó sus ojos recientes. Tardó unos segundos en volverlos a abrir y dibujó, por fín, una sonrisa en su cara (la sonrisa eterna, se le ocurrió).

El verdadero milagro de la vida.
Morir para volver.

Morir para creer(me) y empezar
otro día.