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jueves, 24 de noviembre de 2011

Manual de primeros auxilios (I) Cómo tapar los socavones que produce la ausencia


1.  No llamar al 112. No te van a ayudar y además te van a pedir tantos datos, que en un momento dado te puedes plantear la segunda parte del Manual, "Cómo mandar a tomar por culo a la operadora". Y éso, si que no.
2. Llama a alguien para emborracharte. Si no hay nadie dispuesto, bebe solo, puede resultar patético, pero es muy plástico y literario, y además, los efectos suelen surtir antes (bebes más rápido).
3. Prohibido enunciar citas de Niestzsche, del estilo Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti. Tampoco cantes nada de Nacho Vegas o del Sr, Chinarro. Desde Santurce a Bilbao o Paquito Chocolatero suelen estar mejor vistas en el contexto de un buen pedal (léase también como jumera, pedo, tranca, turca, kurda, moña, tajada, borrachera, merluza o melopea).
4. Evitar a toda costa mirar a la chica de ojos dulces. Dedícate a lo que has hecho toda la puta vida. Mira culos y tetas, y si puede ser, con especial atención a Yolis, Chonis y Jenis. Compórtate como el voyeur que siempre has llevado dentro. No renuncies a él porque ÉL nunca lo haría. 

Un momento (me llaman)...



-Qué quieres... 
-Yo también me alegro de oirte cacho perro.
-Estaba escribiendo.
-Algo alegre, como siempre, há.
-Si, bueno, ya sabes, es lo que tiene tirarme a tu madre... Bueno, qué coño quieres.
-No sé como te aguanto...
-Estás colgado por mí. Desde siempre. Eres un marica con buen gusto.
-Antes muerto que olerte el aliento...
-Max... al grano, que tengo prisa.
-Ahora te jodes.
-Te cuelgo sarasa...
-Espera, espera.
-Dí.
-Adelanto el viaje, mañana estoy en las granadas y tengo dos invitaciones para Dorian... ¿qué te parece? 
-Bueh.
-Desde luego, eres la puta sonrisa eterna...
-¿Eh, cuando has leído mi diario, perrancana?
-A tí te lo voy a decir... Bueno, que te veo en la copera a las 9.30, tu invitas a las birras y a las drogas, que para eso vas a entrar gratis con tu Maxi, y no me digas nada, no te oigo, no te escucho, ciao bacalao...
-Oye, que no pue... oye, oye...Max...oye... eh... Será cabrón.




Bueno, vuelvo a la realidad, o no. ¿Por dónde iba? Seguro que intentaba contar algo importante. Seguro que iba a escribir una gran frase, una de esas que pondría como cabecera en el blog y serían recordadas, incluso a título póstumo; de hecho en mi funeral la leerían mis seguidores más acérrimos. Serían unas palabras fundamentales, crearían el verdadero apotegma, la gran sentencia, el anhelado aforismo. 
Y esta urraca con flequillo se lo ha cargado todo. Me ha dejado en blanco el pedazo de imbécil. Lo mato. Yo. Lo. Mato.
Total, seguramente no sería para tanto, o sí. No sé. Pero puede ser buena idea pegarme una fiesta mañana. Además, yendo con Max no se me acercará ningún moñas, siempre creen que somos pareja. Para creerse tan listillos, estos gafapastas son bastante gilipollas. 
Dorian. Me valen. También saben tapar huecos de tu ausencia. O eso dicen. Pues, bailad malditos.