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sábado, 31 de diciembre de 2011

Acabaremos el año como lo empezamos. Liándola. Ahí la lleváis.

My fucking motivation in tough times...



El amor se ha sentado en el cráneo
  de la humanidad
y en este trono el profano
  de risa descarada,

sopla alegremente burbujas redondas
  que suben en el aire,
como para juntar los mundos
  al fondo del éter.

El globo luminoso y frágil
  toma un gran vuelo,
  estalla y escupe    su alma tenue
  como un sueño de oro.

Oigo el cráneo en cada burbuja
  rogar y gemir:
"Este juego feroz y ridículo,
   ¿cuándo ha de terminar?

Pues lo que tu boca cruel
  esparce en el aire,
monstruo asesino, es mi cerebro.
  ¡Mi sangre y mi carne!"


(Baudelaire)






Toro, de "El Columpio Asesino",  o la banda sonora de mi vida este último mes del año.




jueves, 29 de diciembre de 2011

Este es el tema...

El tema del día, mientras escribía, o lo intentaba, en una equilibrada disputa con The Go! Team, The Strokes o The Black Lips, ha sido este... The winners is... United,  de Pete and The Pirates:




Stand by my a la granaína (II)


El Morgui fue incapaz de pasar su enorme cabeza entre los barrotes. Si lo hubiese conseguido, su inmenso trasero lo hubiera dejado atrancado igualmente.


El Chino, en la actualidad, sigue manteniendo cierto atractivo, que aun alejado del que en su adolescencia le hizo ser el más precoz en todos los aspectos de la pandilla, le pone en primera linea de parrilla para las canis treintañeras, que a decir verdad, las sigue habiendo en el barrio, de un nivel de follables, para arriba. No obstante, sus heridas de guerra le delatan cuando te acercas. Su vientre no es precisamente plano, como entonces, es el que tiene más arrugas, sobre todo en la frente y entorno a los ojos. Su aliento a whiski nacional tira para atrás, ya de buena mañana, y para completar el curriculum, se ha casado y divorciado dos veces, cuenta con tres vástagos (Chino junior y las dos mellizas) y lleva en paro año y medio. Se había dedicado a poner suelos y había montado una empresa con un primo, que les había dado muy buenos dividendos, subcontratas y chanchullos, pero que con la crisis se había ido a la mierda, como la mayoría de las del barrio, que dependían de una u otra forma de la construcción. Ahora intenta mantenerse con el poco subsidio que tiene (habían cotizado y declarado cuarto y mitad de miseria) y con las reformas y chapuzas que hace cuando lo llaman. Continua siendo, a su escala, el mismo cabrón engañabobas, que ha sido toda su vida. Siempre mintiendo. Siempre poniendo cuernos. Siempre embaucándonos a los demás para terciar en sus fechorias. Un grandísimo hijo puta, dispuesto a timar a su padre, si hiciese falta. No me había fiado nunca de él, ni siquiera de pequeños. Sin embargo, me tenía mucho repeto. Mas que a nadie. No sabría decir bien porqué, pero precisamente eso fue lo que nos mantuvo unidos tanto tiempo.




-          Todos detrás de mí –susurraba el Chino- y sobre todo que no se oiga ni la respiración.. ¿lo has oído, gordo?

El Morgui asentía, con los churretres de sudor ya retestinados, mientras sentía como los colores se le subían por los mofletes, allá por donde más bailaban sus innumerables pecas. Pero el tío estaba de lo más concentrado que se le recordara. La tensión del momento,  la adrenalina recorriendo su orondo cuerpo y el temor a que el Lolo o el Chino lo aostiaran, proporcionaban las condiciones oportunas para que estuviera con todos los sentidos a flor de piel.



-          Entramos de uno en uno, y no salimos hasta que el de delante no esté escondido detrás de los abetos, ¿entendido?

-          ¿Y que hago con el barrote, Chino?

-          Coño, Morgui, te lo guardas y lo ponemos cuando salgamos, no preguntes gilipolleces… A ver, yo voy primero, tú segundo, el Lolo detrás y el gordo el último. ¡Vamos!

Tal y como dijo el Chino, fuimos entrando sin problemas, hasta que le llegó el turno al Morgui. El hueco no era suficiente para él. Los bocatas de chistorra y tocino, así como las barras de pan untadas en tomate frito, cuando se acababa la nocilla, le hacían un flaco favor (¡vaya contradicción!) en momentos como el que estamos contando. No era la primera vez. El Morgui se tuvo que conformar con quedarse fuera vigilando, por si venía alguien, o veía algo raro. El plan de huida del grupo estaba estandarizado. El protocolo lo teníamos muy claro. A un silbido del Morgui (era muy peculiar), saliamos en el mismo orden de entrada, parando igualmente en lo abetos, donde no podíamos ser vistos, para posteriormente abandonar la casa por el hueco del barrote, dejando el mismo en su sitio, para no dejar pistas. El lugar del barrote lo habíamos marcado en el suelo con canford negro y así no tendríamos nunca problemas para localizarlo la siguiente vez.

Allanar una casa nos parecía algo delictivo, pero también algo consumable sin demasiado riesgo. No haciamos nada sin medir los riesgos. Sin lugar a dudas éramos mucho más metódicos con catorce años que ahora.



(continuará)



Canciones con las que cerraría mi pub, empezaría a encender luces y echar a los últimos borrachos

Aprovechando que diferentes amiguetes y conocidos realizan en estas "entrañables" fechas complejos ejercicios, en forma de compilaciones y renovadas catarsis intelectualoides, me he permitido el lujo de emular a estos colegas, pero dándole a mis "elecciones" la sutileza autóctona de una mente influenciada por un delirio griposo. Algo diferente. O no.
Lo dicho. Así despediría a los borrachuzos de mi hipotético pub:



Bigott, siempre presente. "Adoro a las pijas de mi ciudad". Además, montaría una perfomance con mis camareras, bailando a la manera de él al final del video. Ganaría muchos adeptos para venirse conmigo al after.



Albert Plá no podía faltar a esta cita, con su versión del "Soy rebelde" de Jeantte. Indispensable cantar a viva voz la canción, borracho y desgallitado. Si sale bien, se puede invitar a la gente a un chupito suave. De absenta.



La tercera vía, para no ser repetitivo a la hora del cierre, sería la del "Me cago en el amor" de Tonino Carotone. Aquí se premiaría también al cliente mejor caracterizado, para tal magna pieza. Cuanto más drámatico mejor.





martes, 27 de diciembre de 2011

Stand by my a la granaína

Así hubiéramos sido los de la pandilla, de haber nacido en Soweto


Lo que es la vida chicos. Pasan los años por todos los del barrio y yo apenas me miro ya al espejo. Le doy la espalda al del ascensor, después de ducharme, no hago el mínimo esfuerzo por limpiar el vaho en el baño, e incluso la vanidosa costumbre que tenía, de mirar de reojo al caminar junto a los coches aparcados, desapareció hace ya un tiempo. Vivir en la ignorancia de tu alopecia y las patas de gallo, evita ciertos desasosiegos, que sólo una buena borrachera puede ayudar a desvanecerlos. Como el presupuesto ultimamente no está para grandes dispendios, los resfriados del alma he decidido curarlos con el olvido y la actuación dramática (que tan bien se me hadado siempre, todo sea dicho de paso), y dejar el alcohol para males mayores. Dosificar es triunfar. Vaya mierda de eslogan. Odio la austeridad, pero si no hubiese dilapidado la pasta que gané de rebote, haciendo el capullo... Podría estar ahora mismo haciendo lo que más me gusta. El capullo.
Decía ésto porque ayer era la cena de los cuatro de la pandilla. Nos creíamos los reyes del barrio. Y en realidad lo éramos. Recordamos muchas anécdotas. Nos emborrachamos. Dijimos una sarta de mentiras, colectivamente admitidas, que fueron derivando a realidades encubiertas, también colectivamente admitidas. Las cervezas dieron paso a las risas, las copas a las confidencias y las drogas, cuando hicieron acto de presencia, hirieron las dignidades. Ahí tengo que hablar en plural. La escala de dignidades estaba perfectamente estratificada desde críos. Teníamos muchas cosas en común entonces. Ahora apenas nada, pero la dignidad no la habíamos compartido nunca.


- Tios, tenéis que venir conmigo...¡Por fín lo he conseguido! -Gritaba el Morgui, con la cara bañada en sudor y la camiseta comida de mierda, mientras blandía algo punzante en su mano derecha-
- Conseguido, ¿el qué? gordo de los cojones -le contestó el Chino, con su desprecio habitual hacía el Morgui y el Lolo-
- Pues que va ser tontolculo, el barrote, el barrote -repetía agitado, mientras le caían los churretes de sudor por la frente- que ya lo he terminado de limar, jaja, y deciáis que era imposible, que me iba a tirar media vida, y mirad, tengo más huevos que vosotros tres juntos...

Nos enseñó el barrote. Y en efecto. Tenía mas pelotas que todos juntos, pero al mismo tiempo, carecía de dos dedos de frente. De hecho tres cabezas suyas, inmensas, no juntaban el cerebro de uno de los demás. El Morgui era un cretino. Lo queríamos mucho, pero no había día en que no le recordaramos diez veces lo imbécil que era.

- Pero bola de sebo, ¿qué coño haces con el barrote aquí? Mira que eres desgraciado... El barrote había que limarlo y dejarlo después en su sitio, para no levantar sospechas. pero... ¿de qué planeta viene este tio? - Nos preguntaba el Chino, al Lolo y a mí.

Nosotros soliamos mover los hombros y mirar con desaprobación al Morgui, aunque como de costumbre, yo salí en su defensa. El gordo era mi debilidad, y aunque era un verdadero patán, era un buen amigo, noble y bonachón, no nos guardaba rencor nunca y encima, era quien me defendía siempre que me metía en problemas en el colegio, o con los del barrio de arriba, el de lo pijos.

- Bueno, dejadlo en paz, todos nos podemos equivocar...
- Ya, pero es que él la maja siempre -Decía el Lolo mientras le daba una colleja-
- A ver, Morgui, ¿había alguien en la casa?
- No sé..
- ¿Cómo que no sabes? -Me empezaba a exasperar- ¿Estaba el coche, se oía algo, estaba el puto candado en la cancela...?
- No... creo que no...
- ¿Lo ves como es un inútil, lo ves? - Me preguntó-disparó el Chino, mientras se levantaba de un salto.
- Bueno, bueno... Vamos a hacer una cosa, chicos. Está oscureciendo, vamos hasta la casa y echamos un vistazo. Si no hay moros en la costa, colocamos el barrote en su sitio...
- Si no hay nadie lo que deberíamos es entrar - Sentenció el Lolo, poniendose muy serio-

Nos miramos fijamente, y no hizo falta seguir hablando. En ese instante de silencio afirmativo, supimos que nuestro momento había llegado. Lo que habíamos maquinado durante todo el invierno podíamos, al fin, llevarlo a cabo. Nuestras caras reflejaban satisfacción, pero al mismo tiempo no podríamos disisimular  cierto rictus de tensión e incertidumbre. Bueno, todas las caras no. El Morgui seguía con la misma de siempre.


(Continuará)




sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Vanidad y próspero año hueco

Este es el Papa Noel que me ha mandado a tomar por culo. Llevaba un ejemplar de la senda del perdedor en un bolsillo, una petaca en el otro y un enorme bulto en la entrepierna.


Noche buena ayer. El 23 es día primo por excelencia. Resaca hoy.
He salido a la calle a ver si había algo que celebrar y me he comprado diez kilos de orgullo en polvo (es más fácil de transportar). He repasado un sms de las 7.02. Borracho.Sincero. Borracho.
Me he atiborrado de verguenza ajena y una vez embutido, me he puesto en la cola de Papá Noel. Si. Eso mismo. Lo de sentarme en sus rodillas siempre se me ha dado mal. Él se ha quejado de mi mal aliento y yo le he pegado una chapa de veinte minutos a cerca de la reflexión que me regaló ayer Beatrix. Ser emisor y receptor al mismo tiempo, echarse un polvo a uno mismo, solucionar, por fín, el dilema moral de los hijos que no tuvimos -que dice Aute- y que viven en las cloacas. Me ha mandado a tomar por culo, pero al final le he visto muy pensativo, así que el que se va a ir a tomar por culo es él. Me he ido satisfecho, y de paso he quemado tres estanterias del Corte Inglés. Tres chicas de perfumería me han aplaudido, y al echar la vista atrás, crepitando entre un montón de libros de autoayuda, me ha parecido ver a Papa Noel abofeteando al mismísimo Paulo Cogelo. He sonreído, le he mirado el culo a la rubia que abría la puerta y me he encendido un lucky para saborear la victoria. Ah, también he robado lo último de Franzen y Houellebecq; los enfrentaré a garrotazos, a la manera más goyesca, y a ver que sale. Por cierto, el libro de Franzen pesa un huevo. Debe ser ese el precio de la Libertad, ¿no?
Me ha venido bien el paseo en ayunas. Son las cinco. Sigo con resaca y no tengo nada de hambre. Qué cosas. Pero creo que está siendo un buen día.





Un buen día. Los Planetas.


A falta de borbones, pondremos entre todos nuestro granito de arena (movediza)




Jota ya ha puesto el suyo






jueves, 22 de diciembre de 2011

Mejor solo, ¿no?


“En la soledad roe el solitario su propio corazón; entre la muchedumbre se lo roe la multitud. ¡Dedicid!" (Nietzsche)




Desde Carvajales o la Huerta del Loro. A veces, camino del Llano de la Perdiz.

Tantos rincones.
Tantos recodos descubriendo mi amor a Granada.

Alejado de granadinos.





Soy un pobre granaíno. Los Planetas.




lunes, 19 de diciembre de 2011

Ley de vida


Apuntó a la nuca.
Fue un disparo seco,certero. Inapelable. El domingo quedó inerte sobre la acera fría.
Murió solo. Desangrado.
Es un hijo de puta. Un indeseable.
Pero el lunes hizo lo que debía.


sábado, 17 de diciembre de 2011

Cuando terminas dando la razón a dos bastardos de Manchester, es que algo no funciona muy bien en el mundo. O más bien, en tu cabeza.

Liam, el díscolo. A sus labores. Siempre.

Noel. El que más controla. De hecho puede utilizar un dedo más que su hermano.





Antecedentes de estos hooligans del Manchester City, metidos (entre otras cosas) a estrellas de rock:


Noel Gallagher (éste es el cuerdo de los hermanos)
  • La razón por la que no he asesinado a Liam es porque no me gustaría ver a nuestra madre llorar.
  • Liam sólo tiene dos problemas: todas las idioteces que dice, y todas las idioteces que hace.
  • La gente odia a Phil Collins… y, si no, deberían.
  • Paul McCartney, uno de los grandes compositores de todos los tiempos, ha producido mierda de perro durante 25 años.
  • Si diesen medallas por tomar drogas en Inglaterra creo que ahora mismo tendría un pilón.
  • Una vez me senté junto a Liam en un vuelo de 15 horas para ir a Japón o algún sitio así. Fue terrible.
  • Liam es arrogante, borde, intimidador y un vago acabado. Es el tío más furioso que jamás conocerás. Es un hombre que va con tenedor en un mundo en el que sólo hay sopa.
  • A diferencia de mis colegas, yo no he ido a rehabilitación: putos maricones.
  • Ahora me dedicaré a emborracharme y a insultar a tantos músicos de los 80 como sea humanamente posible.
  • O me dejan escribir las canciones y somos superestrellas o se quedan aquí en Manchester por el resto de sus tristes vidas (antes de que se convirtiera en compositor principal de Oasis)  
  • Sólo porque vendas muchos discos no significa que seas bueno. Mirad a Phil Collins.
Liam Gallagher (éste, es el díscolo)
  • No hay ninguna duda de que soy el mejor.
  • ¿Kurt Cobain? Fue un imbécil que no pudo soportar la gloria.
  • El otro día Bono se me acercó y me dijo: “¿Cómo andas, hijo?”. “No soy tu hijo, pedazo de imbécil”, le contesté.
  • Soy Liam Gallagher, de Oasis. Todo el mundo me envidia, y, si no, deberían.
  • Puso toda su vida y todo su corazón en la música. Es el precio que hay que pagar por ser genial (Sobre Noel)
  • ¿Disciplina? No conozco esa palabra.
  • Estamos Lennon, Elvis y yo.
  • Si sintiera deseos de volarme los sesos, trabajaría en una mina de carbón o me haría paparazzi. Esta vida es jodidamente bella y no me volaré la cabeza por cualquiera: preferiría que alguien lo hiciera por mí.
  • Respeto a los Stones, pero sus últimos discos son una pila de mierda. Respecto a U2, no hablan como personas normales.

(A David Lento)

Y lo que tenía que suceder... sucedió.
Necesitaba confesión. Era urgente. Caminaba, confuso y tambaleante,  por Princess Street y de pronto un letrero de neón me iluminó interiormente. Comprendí. Era mi momento. Me sentía sucio y debía redimir por fín todos mis pecados (Oh, sí, dios; ¡TODOS! -Grité-).

5th Avenue, rezaba el cartel de la entrada. -Es una revelación- Me dije. Entré convencido de que en aquel gran templo de luces y sonido, encontraría la calma que necesitaba, la guía espiritual que me sacara de toda esa miseria que me rebozaba en acohol, drogas, mujeres ávidas de sexo y malos pensamientos, en los que llevaba sumido desde que estaba podrido de dinero.

No parecía distinguirse aquel lugar demasiado de los sitios que habituaba en los últimos dos meses. Paciencia - me repetía a mí mismo - Los caminos del señor son inescrutables. Llegué a la barra, después de lidiar con cuatro perracas, dos tíos muy chungos, una gorda que me recordó a...bueno a nadie, y tres camellos muy simpáticos que me dijeron que era la hora feliz (En Manchester se prolonga duarante tres días). Cuando posé mi codo sobre la madera pegajosa de la barra centeneraria del local, decidí esperar no sé bien a quien o a qué cosa. Si había llegado allí  de esa manera tan mística y cuasireligiosa es que el destino me tenía algo preparado. Algo importante, fundamental para el devenir de mi camino, en este espinoso camino de lujuría e ignominia en el que había convertido mi vida.

Mientras aguardaba, me dije, qué de malo hay en tomar una pinta para calmar la sed de la espera. Me dije, también, sería de tontos desaprovechar la happy hour local de esos camellos tan simpáticos, y claro, puestos a decirme, me dije igualmente, sería de malnacidos no invitar a ese par de hijos de puta que se están peleando con el camarero y rompen vasos a ritmo de eructos.

En ese momento, vi proyectarse hacía mí una tenue, pero muy favorecedora para mi cara, luz cenital, que hizo elevarme por encima de todas las cabezas de aquella sala. Cabezas rapadas, con rastas, cabezas melenudas, con flequillos infames, engominadas, cabezas que parecían verdaderos zepelines, cabezas sin pelo; incluso cabezas cuadradas. También cabezas que no eran exactamente cabezas.

Cuando me quise dar cuenta ya había caído de bruces y estaba en medio de Noel y Liam. Ellos me acogieron como buenos samaritanos. Ellos me guiaron. Ellos me drogaron, me emborracharon y me metieron en dos peleas. Ellos me prometieron la gloria eterna. Yo decidí seguirles. Me mostraron el camino. No era muy distinto al que ya conocía, pero me dije, qué cojones, es mi sino, aleluya, aleluya, cada uno con la suya... Me tocaron una canción, y como soy un maldito sentimental de mierda (un inconsciente), me convencieron. Hicieron que mi corazón dejara de llorar. Qué hijos de puta.





jueves, 15 de diciembre de 2011

Reconstrucción


Ninguna dicha, ninguna serenidad, ninguna esperanza, ninguna fiereza, ningún goce del "instante presente" podrían existir sin la facultad del olvido (F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal)



El forense dictaminó.
-Muerte por olvido-

-Dejó de respirar por cansancio...  mientras dormía... arrojó su memoria al vacío...apenas sonreía...- Plañían una docena de monjas recién rapadas. Desnudas. Todas menos una.

Amaneció.

Despertó solo. La luz que entraba por la ventana, fulminó sus ojos recientes. Tardó unos segundos en volverlos a abrir y dibujó, por fín, una sonrisa en su cara (la sonrisa eterna, se le ocurrió).

El verdadero milagro de la vida.
Morir para volver.

Morir para creer(me) y empezar
otro día.


martes, 13 de diciembre de 2011

¿Empieza la cuenta atrás?


Hoy, ni es el día de la marmota, ni estamos atrapados en el tiempo con Bill Murray (con él no, por lo menos). Hoy hace un frío extremadamente cortante, amenazador. Seco. Hiriente en su recorrido. Hoy, hace un año, se le quedó el alma helada a Enrique Morente. El otro día creí verlo en La Estrella, pero no hubo bulerías postreras. Ni final feliz de madrugada.

Hoy no es un día cualquiera. Hace frío. El vaho saca a pasear lo que nos queda de alma. Se pierde en la inmensidad de un presente gélido. Despiadado, asesino. Sólo nos da cobijo una lejana letanía, arropada por guitarras eléctricas. Envuelta en una percusión ultraplanetaria.

Hoy es 13 del 12 del 11. El frío se ha apoderado de las malditas cábalas. Quién sabe si hoy la luna saldrá tarde. Quién sabe si Omega será nuestra última banda sonora. Esta noche de frío. Noche, noche.





Omega. Enrique Morente & Lagartija Nick.



Si bebes, no la cagues (III)

 Los gafapastas, la gorda, la China Patino y el camarero feo de cojones.





Típico amigo de Max "flequillo Belieber"



                      
                                                                                               
                                                     
                                   Ella también podría ser del grupo de amigas gafapastas de Max



Un instante antes de cometer la estupidez (Creo recordar).


La chica gorda no dejaba de mirarme, o eso creía yo. De hecho, me cercioré de que no hubiese nadie alrededor que no fueran marusas y/o gafapastas de uno y otro sexo, y que mi parte de la barra estuviese gobernada por el camarero menos agraciado de la sala; de hecho era un adefesio de culto (pero qué gran profesional, qué manera de poner copas a dos manos). La dulce oronda de tetas descomunales no parecía ser de ni una de las dos condiciones (marusa y/o gafapastas), y como no tenía nada mejor que hacer, decidí acercarme y recitar algo ingenioso y sublime, a mi altura.


- Qué tal, chica gorda.


- Ahora mejor. Puedo ver tu paquete de cerca. Me estaba dejando la vista...


- ¡Vaya, que chica tan gorda y tan directa! -No sé si lo pensé, o lo solté a viva voz. All in a la opción B. Fijo.

Sonaba Cycle. Antes lo hicieron The Pinker Tones y unas mezclas de Elastic band. El personal parecía sobreexcitarse por momentos, y a mí, la China Patino siempre me puso bastante. Ya tenía mi modelo en mente para chica gorda. Ella ponía sus inconmensurables tetas y yo las cervezas, una detrás de otra, que la imaginación haría el resto. Y el mdma de los amigos muerdemangas Vs almohadas de Max contribuiría a una noche llena de amor (dentro de una gorda). La noche empezaba a ponerse interesante. Otra cerveza y…Girl I gotta tell ya... Confusion!

Tras varios bailes descoordinados y varios restregones, mi gorda y yo (que ya había confianza) volvimos a la barra del grotesco, a la par que gran profesional, barman. De camino aproveché la ocasión para mirar con desprecio a Max y a sus amigas, discípulas de Simone de Beauvoir, de conversaciones inaguantables y caras de acelga, y a su séquito de truchas con gafas de colores, flequillos Belieber (como Justin, pero más gay) y pantalones de pitillo estrangulapelotas. Max miraba estremecido las mamellas de la pava, él, tan melodramático como siempre, incapaz de disimular, por muy julay que sea, la admiración que siente por una buena pechera.

-Tu amigo, el afeminado, no deja de mirarme las tetas – decía sin parar de reír mi Venus Ericina.


- Bueno, no es el único, gorda… y ya que estamos intimando, para no llevarnos un chasco, dime, ¿te gusta la música indie/pop/noise, o prefieres algo más tecno dance?


- ¿Qué? No te equivoques, yo vengo aquí porque entro gratis y me pasan de todo. A mí me van más Miguel Tosé, El espanto del loco… ya sabes, lo que ponen en los 40 Demenciales.


- No, si era por confirmar… Y de Baudelaire, Hemingway, Mann o Cortázar, cómo andamos.


- A esos no les he oído…


-Excelente. Entonces no hablaremos ni de Nietzsche, ni de Freud, ni del postpopperismo, ni de La naranja mecánica, ni de Lars Von Trier, ni de Godard, ni de…


-Pero, qué es toda esa mierda que sueltas por la boca, ¿pospopequé?


-Me vale. Justo lo que buscaba.


- ¿Qué dices?


-Sólo pensaba…


-Pues lo haces en voz alta, qué guay… -decía sin parar de reír mi diosa cani XXL- Oye..-de pronto se puso seria- ¿tú crees que estoy gorda?


-¿Gorda? No, preciosa. Abultada, algo rechoncha, rolliza, un pelín cebona, y quizás un poco mofletuda. Pero molas, gorda.


-Chachi. Tú sí que molas (mazo)- Esto último lo dijo con un tono sensual a lo Jean Arthur, y claro, terminó por desarmarme. Del todo. Así que tuve que responder como lo hubiera hecho cualquier galán de los años treinta.


-¿Vamos al servicio, encanto?



La gente saltaba. Las luces rojas invadían la sala. Volvía a sonar la China Patino. Volvía a afilar su mirada la arpía de Max. No le hice ni caso y volví a pedir dos cervezas a mi camarero favorito. Para el camino.

 
 
Cycle, con la China Patino... y Confusion!
 
 

lunes, 12 de diciembre de 2011

CÓMO REPRODUCIR UNA PISTA REPETIDAMENTE, MIENTRAS CUENTO LOS ANIMALES MUERTOS DE LA CARRETERA. El maestro sentencia. Yo me siento muy pequeño en la inmensidad de su lección.

Sigo fuera de lugar con el reloj parado,
refugiado en un rincón del tiempo y el espacio.
Caminos secundarios, desvíos sin señalizar,
estoy una vez más en medio de ningún lado.


Dejaré sin terminar mi autorretrato,
sin estrofas la canción, la casa sin tejado.
He de darme prisa porque, cuando despertéis,
me habrán nombrado rey en medio de ningún lado.


Donde el azar me lleve,
donde nada me recuerde a ti,
atascado entre el principio y el fin,
no tengo otro sitio adonde ir,
no tengo otro sitio adonde ir[...]

(Jose Ignacio Garcia Lapido)




El viaje continúa.Y mi vida suena en sus canciones.








jueves, 8 de diciembre de 2011

No es domingo, pero como si lo fuera. (1 Tiempo estancado. 2 Sopor asesino. 3 Donde habita el aburrimiento o el cigarro del olvido)

"Algo falla en el paisaje
        algo: quizá esta vida torpe
irregular
e irreverente".  (Luna Miguel)




Hace treinta y un años, Mark David Chapman, un yanqui desequilibrado, le pegaba siete tiros a John Lennon  a las puertas del Edificio Dakota, en el  Central Park West neoyorquino. Justo enfrente, la zona del parque denominada  Strawberry Fields... El loco de los cojones le había preparado un cruento homenaje. Prefirió eso, a descargar su arma en un McDonalds, como hace cualquier pirado covencional. Éste salió así de indie.
Como hoy sólo he leído un poco de poesía, poniéndole los cuernos a Tom Sharpe (¡vive! Veinte años después), para matar el tiempo, antes de que él me liquide a mí, el muy  i-o puta, me he entretenido con un libro de fotografías de Lennon. Y le he pegado siete tiros al tiempo. Que se joda (otra vez le he derrotado). He pasado un buen rato y he vuelto a leer el poema de la chica Luna, y he corroborado el déficit del paisaje, y he sentido ausencias, y le he dado una patada al aire de mi cuarto. Y casi me caigo.
Me voy a beber cerveza. Hablaré un rato de mi reencuentro con Sharpe, de qué te ha parecido el libro de Olmos, quizá de Houellebecq o de Murakami... pero también de cuando voy a escribir la siguiente parte de Si bebes no la cagues, o De como huir del gafapastismo y de como encontrar cobijo en unas reconfortantes mamelllas(1)... ¿Paradójico? Yo diría que algo cachondo, en realidad. O no. Bueno, así son las soledades compartidas. Contradictorias.

(1) También Joaquín Reyes tiene derecho a un homenaje en mi casa.









jueves, 1 de diciembre de 2011

Si bebes, no la cagues (II)

Mi punto de vista anoche. Y otras tantas noches.


Ocho horas después de cometer la estupidez.



Abro los ojos. Dolor de cabeza. Dolor de mandíbula. Vasos anchos, con culos de ginebra en la mesa. Una botella vacía en el suelo. Pegajoso. Aliento tóxico. Arma de destrucción masiva. Imposible tragar. Miro a izquierda y derecha, y me temo que no estoy en mi casa, aunque todo me resulta familiar. Oigo una voz infame, un ¡Qué noche más negra!
¿Lo ves?
(Que no se trague la lengua.)
(¿Qué pasa, chavalote?, ¿estás bien?)
Chungo ...
Chungo ...
Chungo ...
Chungo ..., y definitivamente mi cabeza rememora el puto Big Bang.


Es él. Es su apartamento. Es su estúpida voz y Love of Lesbian a todo volumen. Max no sólo encaja las drogas y el alcohol mejor que Poli Díaz los ganchos diestros de Pernell Whitaker, sino que al día siguiente aparece rutilante, el muy cabrón, restregándonos a los demás su frescor de limón del Caribe y su careto de anuncio de Estée Lauder. Sus desagradables alaridos, mal acompasando la música a tope, y sus arengas espabilatorias, son el pago por no haber llegado hasta mi casa anoche. Su apartamento está a cinco minutos del meollo noctámbulo, y se hace irresistible hacer parada y fonda con Max, ahorrándome media hora de pateo en un estado lamentable (Es más fácil encontrar un ovni que un taxi en esta ciudad. Apuntillo).


- Vaya pinta, tio… Ahí tienes paracetamol. Duchita, zumito y como nuevo.
- Ahora, ahorita, Ned Flanders…
- Ja, ja… Venga, que te voy haciendo el zumo, ¿le pongo un chorrillo de vodka?...
- Eres una perra muy graciosilla.
- Ya, pero una perra que te salvó ayer la vida, y ya van….
- ¿Pero qué dices? Te encanta dramatizar todo lo que nos pasa. Me voy a la ducha.
- Deja todo como está, que te conozco. Eh, ¿me oyes?... y no aproveches para ponerte mis cremas, y …
- ¡Que si coño, que si…! (que tío más pesado).
- ¡Te estoy escuchando!
- (Joputa…).


El cuarto de baño de Max es lo mejor de la casa. Es increíblemente grande y diáfano (para lo pequeño que es el apartamento), pero acogedor; inodoro y lavabo de diseño, grifería minimalista y ergonómica, papel pintado en lugar de azulejos y cremas, potingues, inciensos, velas aromáticas y mariconadas varias por doquier. Ah, y tiene razón el sarasa. Aprovecho cuando entro para untarme cremas antiarrugas, para el contorno de ojos, de las que reducen grasa del abdomen… Pruebo alguno de los innumerables perfumes, aguas frescas y colonias, también desodorantes, toallitas, e incluso, casi siempre (siempre), le mango alguna muestra de las cientos que tiene en cajas de colorines, que tiene perfectamente ordenadas, hasta que llego yo para revolverlas y tocarle un poco los cojones. Me encanta su baño. Y me encanta tocarle los cojones.

Y se me olvida lo mejor. La cabina de ducha con equipamiento de Serie: Lámpara Superior, extractor de vahos, jets de hidromasaje acupuntores, tele ducha móvil, generador de vapor, radio, conexión para CD, contestador telefónico, lámpara mural, esterilizador de ozono, masaje de pies…. Joder, si parezco un comercial de la tele tienda. Bueno, que es una pasada. Puedes escuchar el Chungo, chungo, chungo… mientras el agua y los vapores te devuelven a la vida. A la vida de Max. Eso si.


Continuará... Todavía queda lo mejor (aunque ya empiezo a dudarlo).


(Algunas plantas -Chungo,chungo,chungo...- de Love of Lesbian. Y tanto recuerdo de fiestas y fiestas...)