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viernes, 11 de noviembre de 2011

Where is my mind?....

 Hace tiempo leí en alguna revista, que "El club de la lucha" hubiera sido la película favorita de Nietzsche.  Sin entrar en un juego de conjeturas  de ciencia ficción, he de decir que la frase impresa me gustó mucho. Es más, casi me imagino al gran Federico enardecido, ante tal exaltación de nihilismo en la cinta de David Fincher (Seven, The Game...).
"El club de la lucha" sigue siendo una de las  películas fundamentales de mi vida, y como tal, me la suministro "en vena" cada vez que el cuerpo me lo pide. Dios... qué gran película. Qué pasada de interpretaciones de Brad Pitt, Ed Norton y por supuesto, Helena Bonham Carter.
 No voy a escribir mucho más, porque estoy altamente excitado, y en mi estado, pulso las teclas de manera frenética y desmesurada, algo que puede resultar altamente lesivo para mi maltrecho portátil.
No obstante, como homenaje a esta OBRA MAESTRA, y a esta gran noche, os dejo varias citas de la misma, y algo que no se me va de la mente desde la primera vez que la ví en el cine. La última escena. La guinda de una gran película debe ser acorde a la misma, para ser catalogada como tal. Debe dejarte con la boca abierta mientras pasan los títulos de crédito, que en ese momento, en "El Club de la lucha",  desearías que no acabaran jamás. Con el colofón de mi canción favorita de los Pixies. Encima.


PS: Y si, si, lo que se ve en la secuencia final del vídeo es una polla. Of course. Una señora polla. En honor al personaje de Brad Pitt (Tyler), que se dedica en la pelicula a meter cortes similares, pornográficos,en cintas infantiles de dibujos animados, en forma de mensajes subliminales. Otra genialidad de la cinta.


 Tyler: Caballeros, bienvenidos al club de la lucha. La primera regla del club es no hablar del club de la lucha. La segunda regla del club es que ningún socio debe hablar del club de la lucha. En cuanto a la tercera, es: si alguien grita basta, flaquea o desfallece, el combate acaba. La cuarta, que sólo habrá dos luchadores. La quinta, sólo habrá una pelea cada vez. La sexta, se peleará sin camisa ni zapatos. Séptima regla, las peleas durarán el tiempo que sea necesario. Y la octava y última regla, si esta es vuestra primera noche en el club de la lucha, tenéis que pelear.

 Tyler: Nuestros padres fueron modelos de Dios y si nos abandonaron, ¿qué puedes pensar de Dios?
Narrador: No… no lo sé.
(Tyler abofetea al narrador)
Tyler: Escúchame bien. Ante todo tienes que tener en cuenta la posibilidad de no caerle bien a Dios. Él nunca quiso tenerte. Con toda probabilidad Él te odia, pero no es lo peor que pueda ocurrirte.
Narrador: Ah, ¿no?
Tyler: No le necesitamos.
Narrador: Eso es cierto, conozco un lugar…
Tyler: Que se jodan la maldición y la redención. Somos hijos no deseados de Dios. Así sea.


 Tyler: No sois vuestro trabajo. No sois vuestra cuenta corriente. No sois el coche que tenéis. No sois el contenido de vuestra cartera. No sois vuestros pantalones. Sois la mierda cantante y danzante del mundo.

"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos estamos dando cuenta,lo que hace que estemos muy, muy cabreados."