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viernes, 20 de mayo de 2011

¿A QUIENES LES INDIGNA QUE NOS INDIGNEMOS? (I)




Quizás fuese Stéphane Hessel, quien con más de noventa primaveras a su espalda, nos despertara de un insoportable letargo, lleno de hastío y desasosiego; quizás lo fuera al encender la mecha, mojada desde hace lustros, de los viejos cañones callejeros, de la rebeldía y del inconformismo de un pueblo, que por fin se despereza al unísono de “Indignaos”.
Sea de una u otra forma, ha estallado, o mejor dicho, ha florecido un nuevo mayo para la historia. En este caso, sin franceses (por ahora), sin Dani “El rojo” y sin adoquines ni arena de playa, pero con “algo que me estremece… como aire/ que agita los ramajes de mi alma”, que recitaría el gran Federico desde su escondite eterno.
Cabe recordar, pese a que muchos pseudointelectuales “quieromemucho” lo menoscaben, que este movimiento social nace de forma ESPONTÁNEA, como el archimentado Mayo del 68 del que tanto se vanaglorian alguno de éstos. Habría que recordarles que Daniel Coch-Bendit era un chavalito de primero de Sociología (no era un gran erudito), que funcionó el boca a boca de forma espontánea (ahora, igual, pero con la ayuda de las nuevas tecnologías) y que antes leían a Marx y a Sartre (y ahora a Saramago, Verdú, Hessel, San Pedro o las mismísimas pintadas de las paredes). Sin embargo, ¿por qué se enojan tanto con esta comparación? ¿Por qué les escuece que la gente NORMAL y CORRIENTE se eche a la calle? ¿Por qué les incomoda que personas LLANAS y del PUEBLO opinen, protesten por lo que les parece injusto y expongan su hartura?
Voy a intentar dar una respuesta a la pregunta inicial. A los primeros que les indigna que nos indignemos, es a esa plaga que invade la maldita “TDT”, y que no obstante, también ha tenido cobijo en diferentes diales radiofónicos y columnas periodísticas. Y no, no me refiero al periodista serio, digno y currante de veras (bendita y mal pagada profesión), ni a todos y cada uno/a que han sido partícipes de que el derecho de expresión sea uno de los bienes mas venerados en este país. Dirijo mi dedo acusador hacia el “Dream Team” de los tertulianos, que en los últimos años se pasea de plató en plató, en muchos casos haciendo de los mismos una continuación de programas rosas y casposos. No voy a generalizar, porque hay de todo, pero curiosamente el “cogollito” de estos grandísimos sabios, que tienen como principal virtud oírse a sí mismos, suele tener el negocio atado, y bien atado. Pones la tele cualquier día y allí están, les da igual el canal, pues su segunda virtud es seguir oyéndose a sí mismos en el mayor número posible de programas y emisoras; y el caso es que ya han hecho de su palabra doctrina y de la caja tonta su púlpito necesario.
Llenos de su habitual despotismo y soberbia, esta semana se han despachado a gusto, hasta el encabronamiento sublime, jactándose de lo que en un principio se decía que era algo orquestado, que no podía ser espontáneo, y que había una conspiración (una más) detrás de todo el movimiento 15-M y Democracia real. Y es que los traicioneros , como decía Tolkien, suelen ser siempre desconfiados. Muchos de estos totem del conocimiento, que han aburrido hasta el sueño profundo a miles de alumnos en las últimas décadas (luego se quejan del nivel de los universitarios), sociólogos, politólogos y economistas fundamentalmente, una vez comprobada la evidencia que dudaban, se mofaban de los entrevistados in situ, en las diferentes concentraciones. Se reían de sus formas de expresarse y de su escasa elocuencia, sin caer (¡vaya por dios!) de que entre los indignados no se encuentran los ilustres e ilustrados contertulios, puesto que los insignes Wert, De Miguel y compañía, están todos en su poltrona, sin dejar el micrófono a los demás humanos. Si tuvieran en cuenta que muchos de los chicos y chicas que entrevistan son chavales de primero o segundo de carrera, parados , jubilados o gentes de a pie, sin más, que no han sido entrevistados en su vida, y que no tienen el hábito de sus señorías, a lo mejor se darían cuenta, que en treinta segundos es muy difícil expresar el hartazgo que llevan tanto tiempo soportando.
En definitiva, este es el Despotismo del siglo XXI, el que inunda los estudios de televisión, el que hace vomitar a los alumnos en la facultad, el despotismo del “Dream Team” de los tertulianos.
Me alegro sinceramente de que se indignen porque tú te indignes. Que se jodan.