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martes, 7 de mayo de 2013

Estúpidas cábalas asesinas




Al ser día siete, me ha recordado una amiga, hace un rato, este poemilla que dejé para la posteridad en un pupitre, durante una larga clase de Teoría Política. Hace un mundo. Casi una vida. Pero me ha hecho ilusión su llamada. Y el recuerdo de aquellos versos.


III


Siete velas encendidas,
siete noches sin dormir;
siete estrellas, siete leyes,
siete vidas.

Siete signos de interrogación
en el fondo de una botella,
siete verdades escondidas
en siete tumbas;
siete pesadillas.

En siete esquinas rezo mis plegarias,
lloro,
escupo al viento y maldigo
siete espinas;
siete heridas que subyugan
un corazón hambriento
que no deja de creer
en
        estúpidas
                         cábalas
                                          asesinas.

lunes, 6 de mayo de 2013

Combates a garrotazo limpio. Hoy: Baudelaire Vs Rimbaud.

Momento en el que arrancó el primer asalto. ¡Segundos fuera!... y empezaron a llover hostias como panes. Y la gente fue feliz por un momento.


Hace un tiempo -la verdad es que ni me acuerdo cuánto- me propuse ser el Don King de los combates literarios a garrotazo limpio -estilo goyesco, a la antigüa usanza- entre diferentes diablillos, e incluso algún angelico -para ver cómo terminaba vapuleado, claro; la sorna cuenta mucho en este tipo de eventos, casi siempre de caracter filantrópico-.

Se me ocurrió, para empezar, juntar a Murakami y Houellebecq, para que la cosa fuese de gentecilla contemporánea y no ser más papista que el Papa. La recaudación no entiende de ortodoxias ni hostias. Bueno, de hostias, si, la verdad. Y cuánto más rotundas, secas e hirientes, mejor. Algo así como una pelea de gallos entre raperos. Cómo mola. Éxito asegurado de público y crítica. Siempre.

Ese primer combate no tuvo mucha historia. L'enfant terrible no tuvo piedad del nipón corredor de fondo -sano,sanote-. De hecho, hay quien dice que Murakami sigue corriendo maratones por miedo a encontrarse con el bueno del francés. Cómo atiza el muy cabronazo.

Para esta segunda ocasión quería dos pesos pesados. Dos genios posrománticos. Dos animales de bellota del verso en forma de puño cerrado, certero, sublime. Casi indestructible. Dos monstruos del cuadrilátero maldito. Enseguida me llegaron propuestas de diferente índole, pero no acepté nada de lo que me venía. Fui yo a buscar directamente. Me arremangué y bajé al cenegal donde residen eternamente estos dos mitos franceses. Me costó mi buena pasta convencerlos -aparte de terminar comido de mierda-. Varias garrafas de absenta y mucha paciencia lisérgica. Pero al final fueron míos. Esta vez sí. Un combate a tumba abierta entre dos verdaderos diablillos. Una batalla con la que pasaría a la historia de los promotores de cualquier tipo de espectáculo. Y doy fé de que durante semanas así fue -así de efímera es la Historia en pleno siglo XXI-.

He aquí un pequeño ejemplo del inagotable intercambio de garrotazos. Un momento culmen del combate, en el que no escatimaron esfuerzos para recurrir al mismísimo averno, para reventarse a hostias, sin compasión. (Ah, al final, el combate fue declarado nulo porque ente Las flores del mal y la Orgía parisina, ambos, tras 12 asaltos, decidieron vía motu propio declarar el Descontento general y se pusieron a repartir garrotazos entre el respetable y los muchachos de la prensa):


[…]Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!
Tú que das al perseguido esa orgullosa mirada
que en torno del cadalso condena a un pueblo entero.

¡Oh Satán ten piedad de mi larga miseria! Tú,
que en el corazón de las putas enciendes el culto
por las llagas y el amor a las mortajas.

¡Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!
Báculo de exiliados, lámpara de creadores,
confidente de ahorcados y de conspiradores[...]

(Letanías de Satán. Charles Baudelaire)


He bebido un enorme trago de veneno. ¡Bendito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí! Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se alza el fuego! Ardo como es debido. ¡Anda, demonio![…]

(Noche del infierno. Arthur Rimbaud).

viernes, 3 de mayo de 2013

Dilemas de un hipster egocéntrico (II) -o Réplicas necesarias-



Aporreo la memoria reciente
a ritmo de heridas y canciones.

Descuartizo poemas y los acumulo
en bolsas gigantes de basura.

Barro nuevos pedazos rotos
provocados por este seísmo corto
de gran intensidad.

Amontono –otra vez- escombros
los junto con los restos. Con las ruinas
que ya eran polvo, ceniza
y casi deseo.

No tardo mucho en hacer –de nuevo- las maletas.

Esta vez no hay tristeza
no hay lunes por la mañana
ni reproches
ni llaves que devolver.

No hay desorden ni apenas recuerdos.
No hay asesinatos
ni notas de despedida.

Ni siquiera flores secas sangrando
entre los libros.

Sentir esta réplica durante dos semanas
me ha (des)hecho distinto.

Sentir este mágico temblor me ha devuelto a la vida.

martes, 30 de abril de 2013

Dilemas de un hipster egocéntrico (I)




No sale el poema

Que suene Just Like Honey
no es casualidad -yo también
comería escoria por ti-
mientras combato con el folio
en blanco   
y su borde
recién afilado a punto
de ser degollado.

Sigo esperando.
El Doctor Andrés también sigue esperando.

Pero ahora estoy solo
en este indefectible rincón del tiempo
mustio,  casi desvencijado
aporreando teclas sin sentido
y resistiéndome (inútilmente) al knock out definitivo.

Suplica el deseo.
Triunfa la desgana.

En este punto del deshielo.



sábado, 20 de abril de 2013

La moda que viene

 
Tittooing. La moda que viene de Liverpool. Se trata de ir a la clínica -o similar- de turno y encargarte un tatuaje de unos buenos pezones de moda. Más o menos, resumiendo al máximo, como diría un amiguete de la infancia, es lo que es. Qué cómo me entero de estas cosas... Bueno, es lo que tiene matar el aburrimiento en peluquerias abarrotados de mujeres de edades heterogéneas, en los que intento ponerme al día leyendo decenas de revistas y poniendo el oído fino-fino, para captar varias conversaciones al mismo tiempo. Así paso muchas mañanas de sábado. Sí. Cada uno tiene sus vicios, ¿no? Y este es el mío. Bueno, uno de ellos. El caso, es que me temo lo siguiente en España. Ya lo estoy viendo…
- Buenos días, señorita, en qué podemos servirle.
- Ay, pues mire caballero, quiero ponerme unos pessones como los de la Jessi y que mi Jona me mire como lo hace con las berzas de esa guarra, que como un día la pille, le voy a meter en todos los morros a la muy…
- Ya, ya… me hago cargo del problema, señorita. Pero… de qué modelos estamos hablando, del normal, plano, hinchado, invertido, unilateral, asimétrico… De grado 1, 2 ó 3… aureola clara, oscura, lisa, a relieve…
- Ayyy… La vin compae… yo no sabía que esto era tan complicaó… que yo dejé el colegio en 2º de la ESO para hacer varios casting de Tele 5… Mire, lo que tengo es una foto que le eché a esa asquerosa con mi Iphone, que mangó mi Jona en la feria, justo cuando estaba más empitoná… la cacho perra esa…
- Bueno, bueno. Lo mejor será que mire nuestro catálogo primavera-verano, y si lo desea, puede visitar nuestra web pezonesdealuciene.argg. Tiene descuentos on line de hasta el 70%. Una ganga, señorita. Estamos que lo tiramos. Lo que yo le diga.

domingo, 31 de marzo de 2013

Cine-cine en lunes-lunes


Viendo "Ruby Sparks" esta noche de lunes-lunes, me ha venido a la mente una cita de Freud -"Quien ama, sufre; pero quien no ama, enferma"-. Creo que el bueno de Sigmund sabía bien de lo que hablaba, y no sólo por sus estudios, hipótesis e ...investigaciones. El caso es que con cierta reminiscencia a "La rosa púrpura del Cairo" y a "¡Olvídate de mí!", esta película me parece sencillamente encantadora. Se puede ser romántico sin entrar en el terreno de la ñoñería y el sentimentalismo simplón y facilongo. Imaginación y surrealismo a raudales al servicio del cine. Aunque se trate de amor y algunos ya no nos acordemos de qué es eso.
 
 

viernes, 22 de marzo de 2013

Momento Almodovariano

"Entre Tinieblas", (creo), era la única película de Almodovar que no había visto. Una vez digerida, no sé si meterme un tripi, encerrarme en un convento o ponerme una peluca ochentera y cantar un bolero de lo más obsceno, a lo Cristina Sánchez Pascual. Me lo pensaré bien esta noche. Ya veremos. Mientras, brindo con mi copa de vino postrera por lo atrevido, por lo irreverente, por lo divertido. Por Sor Perdida, Sor Estiercol, Sor Rata y Sor Víbora. Por el  buen rato pasado. Y porque dios nos pille confesados y con estos pelos, por supuesto.


lunes, 4 de marzo de 2013

Val Del Omar (o la mirada del viajero)







“¿Cómo veo la Granada del S.XXI?
Apalancada. En una siesta interminable.”
(J.I Lapido)

“…Más yo siento el agua
Algo que me estremece…como aire
Que agita los ramajes de mi alma
” (F. García Lorca)




El viajero echó la vista atrás
esta vez
sin convicción ni esperanza,
y vio la ciudad
de fondo
sumida en una siesta inacabada.

Tras un largo deambular
se apartó del camino cansado,
pensativo,
tomó prestada una piedra
como asiento
y dejó que el aire recorriera
libre y redentor
poro a poro de su cara.

SINTIÓ LA VOZ DEL AGUA
-una fugaz banda sonora
en forma de cante hondo-
y al viajero
se le estremeció el alma.

Buscó entonces
debajo
de
las
piedras
y entre los matorrales,
y por fin
el manantial le devolvió la calma.

Tras mojarse
pudo ver su reflejo.
Su mirada era triste
pero el viajero esa noche
pudo soñar, otra vez,
con su AGUAESPEJO.
 
 


 

jueves, 14 de febrero de 2013

El "Cabesa" y el "Culebra" dignifican la gran pantalla

Hacía tiempo que no me reía tanto y se lo tengo que agradecer al "Cabesa" y al "Culebra". "El mundo es nuestro" es el "Bienvenidos al norte" español, pero en clave sevillana y con algo más que un guiño a la situación convulsa que vivimos actualmente, en una sociedad cada vez más deteriorada, inmersa en una crisis de valores más allá de cualquier estructura . Es una vuelta de tuerca al neorrealismo italiano, al Azconismo patrio, al surrealismo Berlanguiano o al absurdismo de culto marcado por Jose Luis Cuerda y "Amanece que no es poco". En definitiva, es un soplo de aire puro al cine de verdad, el que nace en el seno de internet, de la gente de la calle, de la diáfana e inmaculada imaginación todavía no desvirgada por el ampuloso brazo de la cultura mainstream . La auténtica vena creativa underground, en bruto, sin aditivos ni conservantes ajenos a los parturientos de la idea. La película, tanto en su continente como en su contenido; en su proceso de creación, producción y distribución, y por supuesto, en la sensación que deja tras ser administrada y digerida, se merece por mi parte un ¡Ole vuestros cojones! Y que siga el mundo así. Nuestro. O por lo menos del que se lo merezca.



 
 

jueves, 7 de febrero de 2013

Metamudanza(II)



"Sé que no, no pasó..." (Julio de la Rosa)


 
Observo
las habitaciones
el salón, el baño.

Todo este frío espacio ahora desalmado
                                  
hueco, vacío
y me dejo
llevar por el turbador efluvio
de la última capa de pintura,

por un remiendo al recuerdo                                              
impregnado en estas paredes de amor reseco

-a los es
            com
                     bros del corazón-

a todos los sueños
que no han podido hacerse realidad.
Pienso
han podido ser los mejores
años de mi vida
y sonrío
por no llorar.

Por fin logro cerrar la puerta.
Y ya no me atrevo a mirar atrás.





martes, 8 de enero de 2013

Metamudanza (I)




 




Son ya muchas
muchas mudanzas,   
                                                     tas.                      
                                          cues
demasiado equipaje a

 

Me (des)encuentro cansado,
duermo de pie
-en cualquier lado-
y quedo abducido
por un sueño Evangelista,
un homenaje al artista muerto.

Un recuerdo de Aurora.

 
(Otra cuenta atrás).

 
Junto todos los pedazos
rotos    esparcidos    reencontrados
y comienzo la reconstrucción…


Se desquebraja la meta historia,
pero siempre   SIEMPRE   S  I  E  M  P  R  E
habrá alguien que dicte sentencia
(y “los pájaros seguirán cantando”).


Año cero. (Otra vez).


Y creo que me voy para no volver.


 

martes, 27 de noviembre de 2012

Otra vez Max.

Desayuno de Max. Esta mañana. 8.00 a.m:


Mi amigo Max me informa de que su revista tendenciosa, amarillista y pendenciera, le ha enviado, vía puente aéreo, hasta Barcelona. Durante varios días debe entrevistar a políticos de diversa índole y recoger toda la información posible a cerca de las recién celebradas elecciones allá en ese pequeño país que está en el norte, en una esquinita, apartado, que diría ese anacoreta del siglo XXI llamado Pep.

Miedo me da. Max de política sabe lo mismo que yo de la pasarela Cibeles. Él distingue a los políticos, no por sus partidos o tendencias ideológicas (si las tuviesen), sino por sus peinados, marcas de gafas o formas de vestir. Me da la impresión que su trabajo periodístico va a impregnarse más de Razzmatazz que de Parlament, más del Raval ,Gràcia y Eixample Esquerra (por supuesto) que de Parque de la Ciudadela.

En fin. Estaré al tanto de sus noticias y las haré saber por el Blog y por estos lares. Catalunya, tiembla. Max ya está en El Prat. Se ha bebido dos bloody mary para desayunar, habla y ríe muy alto de buena mañana y no entiende de independencia. Su madre le sigue planchando las camisas y llora a moco tendido, afligido y desolado, cuando su iPhone se estropea. Un caso, oigan. Pero es mi amigo (qué le voy a hacer). Seguiremos informando. 



 

 Max escuchaba en sus cascos a Le Tigre nada más poner sus pies en suelo catalán. Le gusta la música adictiva. Entre otras cosas adictivas.


viernes, 23 de noviembre de 2012

Un buen día


La del teclado de Pin La lá es la que está en el centro de la foto, en la parte de arriba. Del resto del grupo no me pronuncio, por lo menos ahora.
 
 
 
Día duro para mí, este 22 n que acaba de dejarnos. Largo, duro y sin chiste, que quizá eso sea lo peor. Bueno, no. Lo peor, y hablando muy en serio, es que lo he aguantado con cuarenta otoños y haciendo una vida saludable. Manda cojones. Soportar un día así al natural, casi ultra vegano (mega-guay-de-la-muerte), sin la ayuda inestimable de mi subcomandante  Di-o  y su mercancía milagrosa, en otra vida, en otro tiempo, en otro lugar y quizás, también, todo sea dicho, en otro cuerpo diferente al que ahora pertenezco. Sin una triste, pero leal y melancólica borrachera. Sin aditivos ni conservantes. Así, tal cual. Tan soso, vacuo y anodino. Así me he tenido que tragar este dichoso día.
Al levantarme, fui conocedor por mis heces –que así es la vida informativa de un vegano ultra- de que Lana del Rey, Cristiano Ronaldo, Messi  y Artur Mas siguen estando bien cuando salen de mi vientre. Mucho más tranquilo, sabiendo que entonces el mundo iba a girar hoy sin problemas,  leyendo la prensa me he cerciorado de que Alicia Sánchez Camacho es de letras puras y que no se sabe maquillar, de que en Camden le van a hacer una estatua a su diva y otra  a su dealer, de que Björk no ha dedicado su nuevo trabajo, “Bastards”, a ningún político español (palabrita de gafapastas mayor), de que la Rolling Stones es ya  el suplemento del Hola y de que a Israel hoy, por fin, le ha dado por dejar el exterminio palestino para otra ocasión.
Después, en el trabajo, me he puesto a soñar –no me atrevo a decir que despierto- y me ha parecido ver a Pérez Reverte, Almudena Grandes, Paulo Coelho  y Ruiz-Zafón llorando a moco tendido porque un crítico cuarentón los ha puesto a parir, con toda la razón del mundo, mientras yo quemaba todos sus ejemplares de un Corte Inglés y ellos agotaban sus billetes de 100 euros, arrugados, acuosos y moqueados. Los de 50 los habían dilapidado antes en otros menesteres. Bueno,  todos menos Coelho, que él  los gasta en otras cosillas. Los había donado a un Centro Comercial especializado en productos budistas y alimentación vegana.
Cuando he despertado del sueño, ya era la hora de irse a casa, así que me he desperezado, he mirado con desprecio a los pelafustanes de mis compañeros y le he dejado una nota taimada a mi jefe, digna de un personaje ladino, lleno de astucia y bien alejado de la mediocridad del resto, como me considero, pidiendo un más que merecido aumento de mis honorarios.
Más tarde, tumbado en el sofá, he seguido la palabra de Fante, me he mirado el ombligo unas cuarenta veces y harto de tanta veleidad  insoportable, he decidido echarme una siesta tardía.
Como casi empalmo con la hora de la cena, me he visto en la disyuntiva de pedir doble ración de cerdo agridulce o una triple cheese burguer con triple de todo,  por teléfono. Como la decisión se me antojaba complicada de cojones, he tirado por la calle del medio y he encargado ambos manjares. Cuando he terminado la cena me he acordado de que era ultra vegano, y la verdad, me he sentido fatal. Francamente, muy, pero que muy  mal. He estado a punto de vomitar y todo. Pero luego me he parado a pensar “y por qué me he hecho yo vegano de las mil putas”, y me ha venido la mente La Vane, la cajera del Mercadona al que voy a comprar. Al tontear con ella, me comentó que solo conseguiría llevármela al catre si  me iba ese rollo ultra-mega-guay, ya que ella era militante y no toleraba relación sexual alguna con alguien que no fuese de su misma especie. Yo me dije “coño con las Yolis… cómo ha cambiado el cuento”, y me tiré al ruedo con una historieta de tintes ponzoñosos y bastante abyectos por mi parte. Pero la verdad es que llevaba dos meses sin follar, y la cabeza que pensaba entonces es la misma que la que lo hace ahora. Es decir, la de siempre.
Bueno, pues que como el recuerdo de La Vane me ha regalado al final del día una erección de considerable magnitud y la vuelta a mi realidad omnívora, he recapacitado y fruto de ello, he decidido que mejor me iba a la cama a dormir, previo post lamentable o libelo antivegano, que siempre viene muy  bien como sesión relajante  y psicoanalítica.
Cansado tras un día arduo e inaguantable, pero menos estresado  gracias a este escrito, y por supuesto a La Vane, finalizo haciendo resumen de la buena música que he disfrutado hoy, y de las veces que me he enamorado. Mientras me quedo dormido, exhausto, casi reventado de tanto esfuerzo vital, repaso mis amores del día; Kirsten Dunst,  Noomi Rapace, Leonor Watling, Sofia Coppola, la del teclado del Prin La Lá… “No está mal”, susurro entre resoplidos(y algún conato de ronquido). No he visto meter un gol a Mendieta realmente increíble, ni me ido con Erik a meterme cuatro millones de rayas, pero ya, entre sueños, sonrío y grito,  “ha sido un buen día, ¿Verdad, Jota?”.
Buenas noches.
 


viernes, 16 de marzo de 2012

Si bebes no la cagues (y VII). Epílogo.


Este es el The End de la historia


(Días después de cometer la estupidez)


Uno, a veces (veces como esta por lo menos), se pone en modo mindmen y es entonces, cuando fumando la calada del pensamiento definitivo, se da cuenta de que necesita un trago para consumar ese complejo momento de cavilación, ese instante de soledad e introspección, ese intervalo que separa al ser vivo del ser humano. Un examen de conciencia secular, lego, apegado a la tierra, sin necesidad de coronar mundos celestiales para alcanzar deidades y omnipotencias.

¿Quién necesita religiones, taladradoras dogmáticas o salvadores de la patria para tan extraordinario ejercicio, teniendo la dosis de soledad precisa y preciosa, un paquete entero de lucky y una botella de Emilio Moro recién descorchada?

Uno, que es muy dado a la película, al drama colosal y a la componenda lenta, bucólica, parsimoniosa y fotográfica, se sirve una copa de vino del de sumo retrogusto. Vino de temple, de sabor profundo, de paladar áspero y recuerdo indefectible. Un vino de los que invita al ejercicio de la batida interna, a la búsqueda de la verdad recóndita de nuestro YO más certero.

Como uno, a veces (muchas), es duro de caletre y no logra centrarse con facilidad en tareas de tanto fundamento, termina la botella de vino sin haber ahondado demasiado en el asunto y se sorprende de que apenas le queden un par de cigarros en la recámara. Uno se da cuenta. Es algo que no se le escapa ni al menos observador del universo. Se ha emborrachado de nuevo y no ha solucionado ni los “qué” ni los “porqué”, ni las causas ni los efectos, ni las razones ni los sentimientos, ni las carencias ni los excesos.

Es cuando entre la vigilia y el sueño, con la canción Machu Picchu de fondo (todavía no le he encontrado sentido a la coincidencia, la casualidad o la causalidad), sin necesidad de encontrar una montaña a la que subir, uno se da cuenta de que la llanura también puede ser reconfortante. ¿Es eso resignación? No creo. Uno no puede perder el partido si ni siquiera ha empezado a jugarlo.

Es curioso como uno, muchas, muchas veces, necesita emanciparse, abstraerse, evadirse en definitiva, de la realidad, drogando su conciencia para que precisamente ésta realice su labor. En estado de sobriedad, sin embargo, se escabulle y se refugia entre el yo colectivo, el rebaño mediático y la soledad compartida, entre la muchedumbre que roe y roe corazones y conciencias.

Ahora pienso en Daniela. Tumbado en el sofá sonrío su recuerdo a través de la foto que encontré el otro día, entre las páginas de un libro de poemas de Joan Brossa (siempre me hizo mucha gracia). Pienso en su felicidad y en lo mucho que la quiero y en lo necesario que era alejarme de ella para dejar que escalara su montaña. Sin rémora. Sin exceso de equipaje. Sin alguien que anhele más su soledad que a ella misma. No sé si algún día me perdonará.

Pienso en mi desdoblamiento con Max, en mi reflejo al otro lado del espejo, en su estúpida sonrisa, arrogante y altiva, en la momentánea necesidad de sentirme otro, mientras acepto al dueño de mi cuerpo. Pienso en fumarme el penúltimo cigarro, en abandonar el miedo que a veces me invade al sentirme feliz estando solo, en dormir de un tirón, en no soñar de una vez con nada ni con nadie. Pienso en que mañana, por fin,  debo empezar a ser yo.




viernes, 9 de marzo de 2012




Me voy a Madrizz. Me voy acompañado por Naúfragos. Por si acaso. Nunca se sabe dónde puede acabar uno.


Las palabras no dichas siempre se envenan... (Juan Alberto Mutante).

Crónica de un instante





La historia más breve jamás contada sucede ahora. Bueno (Ya). Tampoco ha sido gran cosa.






jueves, 9 de febrero de 2012

El esperpento de mi barrio. Dionisio, el clembuterol, el Metadonna, la profe buenorra y el pelirrojo indomable.

 El Dionisio, un camello muy risueño de madre vietnamita.


Vengo un poco dubitativo y contrariado de la calle. Esta puta incertidumbre que se cierne sobre mí como un  banquero ante su próximo embargo, es culpa exclusiva  de Dionisio, el camello del barrio. Regresaba yo de mi compra semanal en el Metadonna y el Di-o, como le llaman por aquí a este capullo desdentado, me ha asaltado en la esquina del colegio (su hábitat natural cuando no está en el Félix tomando cañas o Larios con pessi).

- Shhh.. eh, veshino, mira la merca que me he agenciado...
- Di-o, tío, que voy muy cargado ahora; déjalo...
- Que no, que no, compadre, que esto es diferente. Te va a molar fijo. Ya sabes que el Dioniosio no te engaña.
- Bueno, eso lo podríamos discutir tú y yo,  porque acuérdate cuando te pedí lo de la fiesta de fin de año...
- Calla, calla, eso son pollas en vinagre... Esto si que es gloria bendita y no la mierda de siempre - Mientras me quitaba la palabra de la boca, como de costumbre, me ha mostrado un frasco de plástico con unas píldoras de color bermejo, muy sugerentes, llamativas, casi irrenunciables.- Qué...qué me dices...-
- ¿Qué coño es eso?
- Clembuterol, tío. Puro y duro. Lo mejor que puedes pillar en toda la ciudad.
-¿Qué? Pero que haces tú con ... Además es Clenbuterol, con ene...
- Eso será en inglés, cara haba, y aquí estamos en España, ¿entiendes? Cuando te juntes con toda la peña esa de gafapastas y listillos, con la que estás todo el día onfair, obcors, y todas esas mariconadas, hablas como quieras, pero aquí, con el Di-o, en espanich.
- Bueno, lo que tú digas, pero ¿de dónde lo has sacado?
- Pues nada... Ha pasado un ciclista a toda hostia, que bajaba de cumbres verdes, y como si fuera un avituallamiento de esos del Tour, me ha pasado la merca a cambio de un gramo de farlopa y una bolsa de maría de tercera generación. Decía que ahora le venía mejor para no sé que cojones de carrera...
- No me jodas...
- Pues sí... Es lo que tiene estar tan bien situado. Qué te voy a contar... Venga, el bote con 60 pirulas por cincuenta napos...
- Sólo llevo treinta.
- Cuarenta y salgo perdiendo...
- Toma los treinta... y cinco que llevo suelto, y te jodes, que me debes la vuelta de la otra vez...
- Hijo puta el poeta, cráneo privilegiado...
- Eh, ¿y tú cuando has leído eso?
- Lo qué...
- La sinécdoque del borracho en Luces de...bueno, mira, da lo mismo.
- Si, porque dices unas gilipolleces que ya te vale, á-eh.
- Toma, el puto dinero, que me largo.
- Espera, vamos a fumarnos un canutillo para despedirnos, ¿no?

Ha sacado un chivato lleno de marihuana, se ha liado un porro en menos de diez segundos con la mano izquierda, lo ha encendido y me lo ha pasado tras darle una calada tan vehemente como abominable. La maría estaba de cum laude y me he ido dando tumbos con mi bolsa de la compra semanal y el bote con pastillas de colores.
Antes de abrir el portal, una ráfaga de viento fresco, proviniente de la Sierra,  ha sorprendido al cretino de Dionisio, y todo el contenido del chivato ha salido volando en dirección al patio del colegio de primaria, ante el alborozo de varios críos de seis años que estaban apostados en la verja de la entrada. Uno de ellos, pelirrojo y cabezón, ha sacado un mechero de su bata comida de mierda y ha comenzado a gritar no se qué de una rave...


El niño pelirrojo, pasó de la señorita Mercedes y organizó una rave histórica en el recreo. A partir de entoces sólo responde al nombre de Pete-rojo Doherty. El ministro Wert tiene un grano en el culo con este niño.


El caso es que ahora, mientras se oye desde mi casa el if you want to be a bird, entonado por los niños de primero "B" junto a su señorita Mercedes, la seño buenorra, y una fogata impregnada de olores envolventes, me siento bastante desconcertado (y colocado, en ayunas) con el bote de clembuterol (en español) postrado en la encimera de la cocina, justo delante de mi.
Tengo la sensación de haber perdido treinta y cinco euros. Me duele la cabeza. Los niños cada vez gritan más fuerte y la seño Mercedes, la buenorra, parece desbocada. No tengo bici. No hago deporte. Y la bolsa del Metadonna está chorreando. Los huevos, como de costumbre, se me han chafado. Fijo.





martes, 7 de febrero de 2012

Como la vida misma

"¿Por qué hasta las piedras se rompen ..? ¿Por qué lo llevamos tan mal ..?" (Julio De La Rosa)
Dura      bella a veces
Dura      dura
enfermiza    alegre    delirante    espesa    difusa
hija de perra    insoportable     áspera    dolorosa
dulce    suave    agradable
odiada/amada     aborrecida/deseada
i n o l v i d a b l e
Puta       bella a veces
Puta       puta

Pero siempre indefectible
necesaria
a pesar de todo   



El anzuelo (Julio De la Rosa)



viernes, 3 de febrero de 2012

UN POEMA DE RAYMOND CARVER TRADUCIDO POR ROGER WOLFE

Visitando a Manuel Vilas (con ese, coño), me he topado con este poema de Raymond Carver, que no he dejado de leer desde hace un buen rato. Manuel, aparte de ser de su puta madre y de puta madre, como le menta Mal-herido, o ser el precursor de un nuevo género literario,  la Literatura de la Buena Gente, según la chica Luna, siempre está dispuesto a hacer regalos muy especiales.







MIEDO
Miedo de ver un coche de la policía pararse delante de casa.
Miedo de dormirme por la noche.
Miedo de no dormirme.
Miedo de que resurja el pasado.
Miedo de que el presente emprenda el vuelo.
Miedo al teléfono que suena en medio de la noche.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo a la mujer de la limpieza que tiene un grano en la mejilla.
Miedo a perros de los que me han dicho que no muerden.
Miedo a la ansiedad.
Miedo de tener que identificar el cadáver de un amigo.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener demasiado, aunque la gente no se lo crea.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo de llegar tarde y miedo de llegar el primero.
Miedo a la letra de mis hijos en un sobre.
Miedo de que mueran antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo de tener que vivir con mi madre en su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo de que este día acabe con una nota triste.
Miedo de despertarme y ver que te has ido.
Miedo de no amar y miedo de no amar lo suficiente.
Miedo de que lo que amo tenga consecuencias fatales para aquellos a
los que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo de vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Eso ya lo he dicho.
 
 
 

viernes, 27 de enero de 2012

Poesía en libertad condicional

By Zireja




¡¡Qué divertido lo que escribo
cuando estoy aburrido!! (Antònia Font)






Puedo escribir en la penumbra
o con el haz de luz que penetra horizontal     inviolable
sin permiso
como siempre     por la ventana de la cocina

puedo hacerlo mientras se masturba
la vecina de enfrente    mientras la espío
y recuerda
otro lugar    y otro tiempo   y otra vida    diferente

puedo escribir     observando
las sombras que habitan en mi habitación   de nuevo
puedo hacerlo en rojo como siempre
a lápiz como antes o en mayúsculas
como nunca

puedo escribir en las paredes   y de paso
puedo subirme por ellas    puedo    puedo
en papeles rotos    servilletas usadas    retretes públicos
en mi frente   en tu cara   en la luna
en sueños   encima   enseguida
en tu casa o en la mía

puedo escribir sin permiso   por cojones    por desidia
puedo encontrarme con la disyuntiva     escribir o no escribir
pero al final termino escribiendo
discursos    opiniones    versos    delirios    canciones   

estupideces

puedo escribir ME
puedo escribir TE
puedo dejar de hacerlo

y podría






lunes, 23 de enero de 2012

Si bebes no la cagues (VI)

El segurata que quería ajusticiarme, en una instantánea previa a su primera comunión. Más tarde, el buen chico decidió pasarse al lado oscuro.



(El momento justo de la estupidez y sus inmediatas consecuencias).


En ese momento, sin ninguna explicación racional más allá que la puramente lisérgica, me levanté del suelo como pude, quiero imaginar, y casi todo ocurrió como a cámara lenta. Mejor dicho, todo lo que me rodeaba, incluidos Max, el negro 2x2 y la supercani tetona-traidora, iba a un ritmo estándar, como los vinilos de 33 rpm, mientras que yo, envuelto en una extraña, pero increíblemente agradable nebulosa, me cagaba en dios a 45, e incluso 78  rpm. Me sentía etéreo, volátil, sublime y muy por encima de todos los allí presentes. Podría haberles cagado desde mi gloria de las alturas, esparciendo mi legado pseudomoral a través de una lluvia escatológica sin parangón. Podría haberme convertido en el puto neoNeo, en una especie de Robin Hood con forma de ninja justiciero, repartiendo hostias como panes entre todos los quinquis pastilleros, gañanes y paletos; todas sus novias yolis, putones de barrio con anhelos de putón de reality televisivo; el segurata, negro, zaíno, de padre bragado y a punto de ser astifino, de 130 kl, que quería partirme las piernas y el careto; la gorda de su novia, embaucadora, maquiavélica e hija de la gran puta; e incluso entre el grupo de intelectualillos, reivindicativos de lo obvio, encabezado por el subcomandante para esos menesteres, Maximiliam.

Podría haber hecho todo eso y mucho más en el estado en el que me encontraba. Pero justo al levantarme, tras oír el graznido de Max, observé como éste me hacía claramente la señal de los alicates (haciendo una especie de tijera con los dedos índices), que habíamos aprendido hacía años, en el instituto, para otros fines porculeriles de adolescentes. Sin más dilación, el inconsciente amanerado le propinó una patada en los cojones al gigante negro y a toda velocidad se agachó tras él, agazapado como una tortuga asustada. Sin pensármelo dos veces, hice gala de una exquisita técnica en aquel juego infame de niñatos abúlicos; le di un empujón con todas mis fuerzas al Shrek moreno, que se quejaba, haciéndome una especie de reverencia dolorosa, y Goliat fue derrumbado al desequilibrarse con un "objeto", deliberadamente arrodillado y protegido.  Tras el  batacazo, volví al mundo de la velocidad "real".

Con nuestra victima en el suelo, cogí los abrigos y salí corriendo, abriéndome a golpes y codazos entre la muchedumbre.

- ¡Vamos Max! ¡¿A qué esperas, coño?!

Miré hacia atrás fugazmente mientras gritaba. Entre luces rojas, verdes y moradas, y destellos intensos de claridad producidos por barras de leds blanco puro, precedidas de unas décimas de oscuridad, me pareció ver como Max le daba otras dos patadas en los huevos al negrazo, aprovechando la situación desguarnecida de un tío tan grande en el suelo, todavía aquejado del primer impacto, seco, fulgurante y efectivo (Max siempre había sido un maestro en lides de pateamiento). También observé como se agachaba y cogía algo, pero como una bala se puso a mi zaga. Salimos de la Cosera corriendo como auténticos keniatas en un mundial de cross y no giramos la cabeza durante un buen rato.

Cuando los pulmones no dieron más de sí y la saliva me supo a sangre, paré de golpe. Estábamos a más de un kilómetro de la sala y nos habiamos perdido entre un maremágnum de callejuelas, que eran totalmente desconocidas para mí. Miré hacia todo los lados. No había nadie, no parecía que nos hubieran seguido hasta allí. Max se paró también, nos miramos al mismo tiempo, en silencio, con las caras casi desencajadas del esfuerzo y de la tensión vivida, y de pronto, al unísono, empezamos a reírnos como salvajes, añadiendo a las carcajadas algún que otro grito, que denotaba alivio, alegría a borbotones y restos de la adrenalina consumida.

Nos encendimos un cigarro y lo disfrutamos más que si hubiéramos echado un buen polvo. No nos decíamos absolutamente nada. Sólo fumábamos felices, inhalando el humo de la victoria. Estábamos deleitándonos con el momento, lo viviamos con todos nuestros sentidos a flor de piel, y en ese instante nos sentimos invencibles. Los putos amos del mundo. Pocas veces en mi vida he tenido una sensación similar a la experimentada en ese oscuro callejón, alejados de todo el ruido, apoyados en un Seat Ibiza rojo, mientras el lucky se consumía al son de nuestra sintonía muda. En silencio es como mejor se asimilan los grandes triunfos. Esa misma noche estaba siendo consciente de ello.

- ¿Qué es eso? - Pregunté. rompiendo el momentazo, cuando ví a Max sacarse una especie de cartera de cuero muy usado.

- Nuestro fin de semana subvencionado.

- ¿Qué?... ¿Qué quieres decir con...? No, no habrás sido capaz... ¡Hijo de puta!, dime que eso no es...

- ¡La cartera del segurata cabrón! - Vociferó Max, mientras reía de nuevo como un poseso- Mira tío, 300 napos llevaba el muy bastardo... y marihuana... parece buena, a ver como huele... umm... ¡Pura vida, hermano!- Me dijo, emulando a Denis Hopper en Easy Rider.

La noche continuó siguiendo las directrices maxistas, es decir a full, sin contemplaciones y sin demasiada coherencia ni templanza, hasta que nos fundimos practicamente los 300 euros y la bolsa de maría, alternando algún viaje a los lavabos de La Terna, y posteriormente de la Bonney. Fue una noche gloriosa. Una gran fiesta en la que los protagonistas absolutos fuimos Max y yo. Todo lo demás nos daba lo mismo. Recuerdo vagamente ser feliz, olvidar la pose de chico atormentado y disfrutar como un crío de aquel momento.

Sé perfectamente que se lo debo a Max. Puede que lo necesite. Puede que incluso llegue a quererlo un poco. Algún día.

(Continuará... para terminar ya, de una vez)




domingo, 15 de enero de 2012

Tarde de enero, gris, tendiendo a la oscuridad. Lluviosa. Perfecta para el recuerdo.

La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
(Jorge Luis Borges)



Buscando en el pasado imágenes para un amigo que se va muy lejos.
 Rascando el corazón para dejarlo en carne viva.
Observando las gotas de lluvía deslizándose por la ventana de los recuerdos.

Así paso esta tarde
tarde gris de domingo
domingo de enero.






sábado, 14 de enero de 2012

Si bebes no la cagues (V)

 Esta fue una de las últimas imágenes que pasaron por mi mente, antes del fatal desenlace con el negro 2x2.



(Justo un momento antes de cometer la estupidez)

Caminando alegremente con mi gorda tetona, las dos birras y un cover de Two Doors Cinema Club bastante bueno, sonando a todo volumen, sentí como fluctuaba por la sala bailando de forma arrítmica, como de costumbre, mientras estrujaba hasta la última gota de ese momento de felicidad, que colmaba cualquier expectativa previa de la noche (si es que había concebido alguna, más allá que la de no recibir cien llamadas de Max diciéndome que fuera ya de una vez, o la de bajar al Mercadona a comprar cerveza, tras confirmar que la nevera estaba vacía).

Mi levitación vía carpe diem, de procesión a los lavabos, se vio truncada de golpe y porrazo por un “chico” negro de proporciones desmesuradas que no entraba en los márgenes de mi visión, ni con Full HD 1080p instalado. El negro mastodóntico tenía un cuello en el que se podía hasta torear y sus musculadas mazas no hacían augurar nada bueno para la integridad de mi cara. Del empujón que me dio (para empezar a hablar) por poco me incrusta en la puerta de los servicios de las chicas (cosa que probablemente no hubiera estado nada mal).



-          No lo mates Toni, no lo mates… -Gritaba la gorda, con una compasión de palo, que no convencería ni a Bigas Nula obnubilado con sus mamellas (Ahí lo empecé a ver todo muy, muy negro. Sin coñas.).

-          Al soplapollas este lo machaco aquí mismo. No voy ni a sacarte a la calle… ¡¡Qué coño hacías con mi chica?! ¡¿Quién cojones te crees que eres?!

-          No…No es lo que parece –Balbuceaba penosamente ante un corro de unas veinte personas, mientras me derramaba media cerveza encima para hacer  la escena un poco más patética- Yo no sabía…



La perraca de la Cani había discutido al principio de la noche con su novio, el armario empotrado, y quiso darle celos. A un tío, que por menos de media palabra de aliento ya te miraba armando el brazo para reventarte a ostias. Sabía bien lo que se hacía la muy… No le importaba lo más mínimo el desgraciado de turno al que mandara su Tyson poligonero al hospital. Hija de puta.

En ese momento no tuve nada de miedo. De repente, sería por arte de magia o bien por la cantidad de alcohol y pirulas que llevaba en mi cuerpo, el caso es que esperaba con una calma incomprensible que me dejaran hecho un guiñapo. No me importaba la imagen que estaba dando al personal que se iba multiplicando alrededor, y menos aún a la repelente cuadrilla de Max. Casi que me creía Bruce Willis (con lo que lo detesto), ensangrentado, jodido y en las últimas, encendiéndose un cigarrillo con sonrisa socarrona, gastando barba de cuatro días, desaliñado, pero con un toque de hombre-hombre de esos que ya no quedan, mientras movía la cabeza al son de la música de los Two Doors Cinema Club. No me vinieron imágenes de mi vida, esperando el fatal desenlace (exageraría), pero sí de las últimas ocho cervezas y de los cuatro culos que habían hecho casi descoyuntarse mi cuello esa misma noche.



-          ¡Hijo puta, cabrón! – Esa voz me era familiar. Mi ángel de la guarda afeminado había venido al rescate y yo mientras, contra pronóstico, disfrutaba de aquel instante. Benditas sustancias prohibidas…



 (Seguirá…)