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jueves, 21 de octubre de 2010

Mariano contra Rajoy










De todos es bien sabido, y más en su propio partido, que los eternos silencios del líder de la oposición tienen un componente esencial en la política del de Santiago. Al bueno de Don Mariano, la “elit” de la calle Génova le encomendó en su momento una tarea inequívoca; dejar de ser Mariano y convertirse en Rajoy. O lo que es lo mismo, guardar silencio mientras hablan los sabuesos del partido (Cospedal, González Pons), los tecnócratas (Núñez Feijóo) o incluso los históricos (Aznar, Arenas).
Pueden salir a la palestra los del ala derecha, los “neocons”, los liberales, los más extremos, los centrados, y así un largo etcétera, que Rajoy aparecerá tan sólo como el Harpo Marx, sin bocina, del panorama político nacional.
Rajoy sabe que de este axioma y de su lucha contra Mariano, depende en cierta medida su gran oportunidad de ocupar plaza en el garaje de La Moncloa.
La idea es bien clara, nítida, casi transparente: La crisis económica global, sumada a la idiosincrasia estructural española, embadurnada de ladrillo y choriceo, y a la caída en picado, ante la opinión pública, de Zapatero, son argumentos más que suficientes para ganar las próximas elecciones generales.
“Así que Mariano, tú calladito”, y “laissez faire, laissez passer”, que decían los liberales franceses del siglo XVIII. No vayamos a complicarnos con proyectos, programas, propuestas, ni IDEAS, en definitiva.
Quizá, para el españolito de a pie, pensándolo en caliente, creer en este planteamiento sea como poner una pica en Flandes; es más, probablemente se dispongan a mandar al carajo a los políticos actuales, y punto. Pero quien sabe, tal vez, dentro de un siglo, todo este embrollo se estudie en los libros de Historia.
Podríamos encontrarnos por ejemplo, con algo parecido a esto: “Gracias al PP español, en la legislatura 2008-2012, nació una nueva forma de hacer política que cuajó con éxito rotundo, durante todo el siglo XXI; el Pragmatismo Del Silencio”.