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viernes, 28 de mayo de 2010

Nuevos tiempos para los Lori


Viernes 21 de mayo, La Copera. Tras hacer una cola interminable, pese a tener las entradas pagadas y reservadas, los/as allí presentes nos llevamos la sorpresa de que los que no tenían ticket de antemano, pagaban dos euros menos y “disfrutaban” del mismo tiempo de espera. Cosas de organización que sólo se ven en esta ciudad… ¿Será por lo de la “malafollá granaína”?
En fin, vamos a lo que nos interesa; la presentación en casa del cuarto “largo” de Lori Meyers , “Cuando el destino nos alcance”. Un disco con sabor a nuevos tiempos. Once canciones distintas a las que acostumbrábamos de los lojeños, un soplo de aire fresco, envolvente y sobre todo bailable. Noni, Alejandro y compañía ya habían alcanzado la primera división del pop Indie nacional, pero en mi opinión, con este disco y su aplicación sorprendente al directo, se han ganado ya un hueco en la “Champion league” sin lugar a dudas.
El sexteto (siguen con el formato de las dos baterías y Antonio Lomas, ocupaciones extras a parte, se mantiene como titular en el escenario), hizo gala del mejor directo que se le recuerda y un set list indiscutiblemente redondo, merecedor de una faena de dos orejas y petición de rabo (alguno de los presentes en la zona noble de la sala, no estaría de más que tomara ejemplo).
Comienzo revelador de lo que contamos con “Nuevos tiempos”, y partir de ahí, una sucesión de temas conocidos con nuevas piezas, ya coreadas no obstante por la mayoría del respetable, que por cierto, abarrotaba la sala.
El momento cumbre, tras una hora de concierto, llegó al hilar tres temas que hicieron vibrar más si cabe al entregado público; “Dilema”, siempre efectiva entre los Loriadictos, el nuevo single “Mi realidad”, inundando la pista de baile, y sobre todo, “Luces de Neón”, tras la cual los gemelos se encontraban al límite. Estiramiento urgente e hidratación mediante, pudimos recuperarnos para el primer bis, al que acudió el grupo con la elástica rojiblanca, haciendo gala de granadinismo militante (y no oportunista, pese al ascenso; ya que desde su primer Contempopránea, hace cinco años, lo han repetido en diferentes ocasiones).
Hubo tiempo para una tercera entrega, tras la insistencia del personal. El fin de fiesta, con el grupo al unísono en coro, se hizo con “Enhorabuena, eres el que tienes más”. Una canción sarcástica, como dijo Alejandro en su presentación, que fue interpretada en clave de compadreo fiestero, acompañada y muy celebrada por el público, a esa hora entregado ya definitivamente.
Como colofón “Viaje de estudios”. Qué más puedo decir. Más de hora y media de disfrute, jornada redonda y concierto de los que dejan huella. Orgulloso de militancia “granaína”, malafollá incluida

Ventidós años después.



Me alegro sinceramente por el ascenso del Granada c de f, y lo hago sobre todo por la savia que emana de los/as aficionados/as y socios/as de nueva cuña. Por los de rancio abolengo también, pero no tanto. Me explico. Si ves fotos de los últimos ascensos del Granada a la división de plata, en Algeciras (82/83) o en Zaragoza (85/86), se puede observar una media de edad entre los seguidores de unos 40 o 50 años, y apenas mujeres entre ellos; mientras que ahora, el 80% no llega a los 25 y casi están a la par ellas. Como envidio ese dato… Sin duda, han sido los que han puesto el color, la pasión y la juventud necesaria para empujar y animar, un grano de arena fundamental para este cambio definitivo.
En mi experiencia como socio y seguidor a ultranza de los rojiblancos (1980-2001) siempre me vi rodeado de pensionistas varones (con todos mis respetos para los mismos) en mi plaza 140 de la fila 16 en la preferencia del marcador. Cuando hablaba en el instituto de crear un grupo de seguidores para ir al viejo Los Cármenes, el personal me miraba como a un bicho raro y la mofa general no se hacía esperar.
Me alegro sinceramente por esos chavales y parejas jóvenes con vástago incluido, embutidos en las camisolas de su club, pese a caer a la humillante 3ª división por impago, vagar por la misma cuatro largos años, y por fin, volver al mismo agujero en el que nos habíamos sumido casi durante dos décadas.
Me alegro sinceramente por las celebraciones autóctonas (ya era hora de celebrar algo que no fuera del Madrid o del Barcelona), y sobre todo, por el civismo y la ausencia de barbarie típica en estos fastos. Un ejemplo, sin duda, del que puedo jactarme, y bien que lo llevo haciendo varios días.
Sólo espero una cosa. Que los que todos sabemos no vengan ahora a apuntarse al carro de moda, al caballo ganador, y asesinen de cuajo una ilusión que se la han labrado unos pocos a golpe de fe… y de Pina, claro.
Por cierto, el presidente sabía que esto podía ser un negocio. Ahora ya sabe que también es un sentimiento. ¿Podrán respetarlo entre todos?