Aunque hoy día, el rumor no sea exactamente la antesala de la noticia (sino, léanse los diferentes panfletos que se hacen llamar “prensa deportiva”, o échese un vistazo, no más, a los espectáculos amarillento-rosáceos de la sobremesa televisiva), en el caso de José Ignacio García Lapido parece que se cumple la mentada máxima.
Los cantos de sirena de principio de verano, los ha confirmado el propio protagonista, el Maestro, quien en entrevista a Rodrigo Carretero acaba de dejarnos con la miel en los labios, al anunciar su decimocuarto trabajo (ocho con los “Cero” y seis ya en solitario, desde que en 1999 arrancara con “Ladridos del perro mágico”) para el próximo otoño.
Lapido todavía no ha puesto nombre a la “criatura”, como el dice, pero si adelanta el título de varios cortes, a la sazón, “Antes de morir de pena”, “En medio de ningún lado” con Quique González, o “La hora de los lamentos” junto a Miguel Ríos. Curiosamente ambos, en 2008, versionaron dos temas del álbum “Cartografía”, con el que la crítica encumbró una vez más al Maestro. Dentro de este baile de invitados, parece que Eva Amaral, reconocida incondicional de José Ignacio, tendrá un puesto de privilegio, y compartirá honores con los antes citados artistas. Parece que la cosa pinta bien, aunque habrá que tener cuidado con el lado oscuro de las cosas…
Lapido siempre ha dicho que tras grabar un disco siente que muere un poco, quizá porque cualquier proceso creativo requiere desgarrarse un poco por dentro, vaciar el alma, buscar en lo más profundo de uno mismo, como aconsejaba Rilke al joven poeta. El caso, es que en ese “proceso agónico” que describe el Maestro, y a sus cuarenta y ocho años, se tiende a pensar en los mentideros de la música que el final puede estar cerca. ¿Será éste su último disco? Lapido ni confirma ni desmiente en la entrevista del País, pero si nos deja una buena colección de frases “lapidarias” para la posteridad, como “ahora mismo no tengo ganas de grabar otro disco, a lo mejor no grabo más… o hago dos seguidos”, o una bella contradicción artística; pese a ser considerado el mejor letrista del pop-rock nacional y ser bautizado como el “Poeta eléctrico”, José Ignacio confiesa que en esta ocasión la música llevaba tres meses esperando sus letras, “se han hecho de rogar, las palabras estaban agazapadas, me encontraba ante mucho folio en blanco y mucho miedo a rellenarlo…”.
Los adictos “lapidoinómanos” no tendremos que esperar mucho, en breve el Maestro, de nuevo en la palestra, volverá a repartir dosis de sueños eléctricos, rimas asonantes, amores imposibles, melancolía y soledades compartidas.
Si es verdad su guiño irónico y el disco sale a la luz el próximo dos de noviembre (“así sería el día de los difuntos…”), la cuadratura del círculo podría empezar a ser una certeza. En tus manos quedamos, Maestro.
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