Me he acordado hoy de esos versos, de esas sensaciones. Hoy, que ha sido un lunes como los de antes, como los de hace tantos años... Sé que he elegido la soledad a la injusticia. Sé que no hubiera podido vivir en paz conmigo mismo, con mi conciencia, si hubiese hecho lo contrario, aunque éso no sea óbice para sentir la tristeza y pesadumbre de antaño, cuando había que levantar la losa de los lunes.
En fase de reconstrucción, a la manera de Xoel y su disco, sigo haciendo de tripas corazón y me dedico a levantar ánimos y resucitar a muertos vivientes, como en realidad he hecho siempre. La diferencia es que antes me decía ¿y quien cuida de los que cuidamos?, y no sabía que responder; me ofuscaba y me peleaba con el mundo por ello. Ya no hago éso. Sé la respuesta y la he asumido muy dentro. Perfectamente. Soy un hombre con suerte y he recibido mucho más, quizás, de lo que haya merecido. Antes me autocompadecía por inercia, por debilidad, por falta de inteligencia. Ahora he aprendido la lección. Sé que puedo sentir y padecer, sin dejar de pensar por mí mismo, y lo que considero más importante, haciéndome responsable de mis actos, pensamientos y sentimientos. Sé que no se puede conseguir la felicidad absoluta, pero no puedo ignorar los grandes momentos de la misma que he podido disfrutar. Sigo caminando. Recordaré siempre esos cachos de felicidad, e intentaré por todos los medios no olvidar esta lección de vida. Exprimir cada momento, por breve que sea, del viaje.
Los lunes vuelven a ser deprimentes. Y la conclusión no es negativa. Mañana será martes, y por el camino se me ha ocurrido, que todos los principios de semana aportaré una razón, un motivo por los que merece la pena vivir, hasta llegar a los cien de Sabina, como mínimo. Me he dado cuenta de que no lo voy a tener complicado, porque así, a volapié, me ha venido a la cabeza un abrazo de mi madre, una sonrisa sincera de mi padre, un concierto acompañado de mi hermano, el recuerdo de una pasión cercana, unas risas entre cervezas con Javivi, Pepe, David y Alejandro, áquel viaje por Europa con Nano, Juanfri y mi queridísimo hermano, un buen libro, ese cruce de miradas con la chica de al lado, un gol de mi equipo, una buena juerga bien rodeado, y tantas y tantas cosas, como ahora mismo hago, escribiendo de madrugada, sin temor a que se me resfríe el alma.
Para combatir este primer lunes, propongo esta pasada de canción, que Zahara la ha convertido en maravilla. Una buena razón, un gran motivo. Merece la pena vivir un lunes de mierda, si la vida te depara cosas como ésta (a vuestra salud):
Deliciosa , ¿a que sí?......